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La histórica ceremonia de toma de posesión del 46 presidente de Estados Unidos, Joseph Robinette Biden Jr. comenzó en medio de un despliegue inédito de fuerzas de seguridad, sin asistencia de público y con la ausencia del presidente saliente, Donald Trump.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la organización de la ceremonia, sin dudas, ha sido el de la seguridad. El inédito ambiente de tensión que se vive estos días en Washington, a raíz del asalto al Capitolio protagonizado por partidarios de Trump, se superpone a la amenaza que supone una pandemia de coronavirus que sigue causando estragos en el país.
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El despliegue de 25 mil de efectivos de la Guardia Nacional en Washington se suma a los fuertes protocolos sanitarios y medidas de seguridad para prevenir la propagación del virus.
La peculiaridad de esta ceremonia ha obligado a “reinventar” los eventos tradicionales que identifican este momento de fuerte contenido simbólico. El desfile inaugural será virtual y se han cancelado el almuerzo en Capitol Hill, que tradicionalmente incluía a líderes del Congreso e invitados y, a menudo, incluía alimentos de los estados de origen del nuevo presidente y vicepresidente.
Asimismo, el comité inaugural también instó al público a abstenerse de viajar a Washington para la ceremonia y, en cambio, participar en las actividades inaugurales desde casa.
Mientras el presidente saliente abandonaba la Casa Blanca esta mañana junto a su esposa a bordo del Marine One, manteniendo su palabra de no acudir a la ceremonia de toma de posesión de Biden, otros expresidentes como Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton están presentes entre los asistentes.
Con este insólito telón de fondo, se espera que, en su discurso inaugural, Biden abogue por la unidad nacional a medida que las crisis políticas, económicas y de atención médica se apoderan de la nación.
En comparación con las inauguraciones anteriores, este año se han reducido drásticamente la asistencia de público, reservado solo a los invitados en las tribunas y guardando la distancia de seguridad.
En lugar de la tradicional muchedumbre que asiste habitualmente a este ritual de la democracia estadounidense, el National Mall permanece cerrado al público. En la histórica explanada se instaló una enorme exhibición de arte, llamada "Campo de banderas", con aproximadamente 191.500 banderas y 56 pilares de luz para representar a los estadounidenses que no pueden asistir a la ceremonia.
Biden, de 78 años, se convertirá el presidente de mayor edad en la historia del país, y tendrá por delante una presidencia complicada por las profundas divisiones políticas y el azote del coronavirus, problemas a los que ha prometido dedicar todas sus energías.
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