El actor Héctor Noas recordó la familiaridad de sus relaciones con el cineasta Enrique Pineda Barnet, director de filmes icónicos de la cinematografía cubana como La Bella del Alhambra, quien falleció a los 87 años en La Habana.
En una entrevista a la publicación cultural oficialista La Jiribilla, Noas expresó la trascendencia que el reconocido cineasta tuvo en su vida. “Enrique era como el faro, la persona que me iluminaba, con unos sólidos valores, generoso, tolerante, comprensivo, exigente y muy honesto”, dijo.
“Siempre he dicho que yo transité junto a una persona que fue mi maestro, que luego fue mi gran amigo, que después fue mi padre, y que por juegos de la vida terminó siendo mi hijo, un niño pequeño que debía regañar y castigar un poco”, refirió.
Noas cuidó de Pineda en los últimos días de su vida, cuando el también guionista y escritor sufría de un estado de salud delicado, tras padecer varios eventos de accidentes cerebrovasculares.
“Nuestra relación ha sido también una lección de vida, han sido cuarenta años teniendo a Enrique como una de las personas más cercanas, junto a mi madre, mi hermana”, dijo el actor, quien recordó que conoció al cineasta en 1981, durante la grabación del filme Cecilia, de Humberto Solás.
El actor expuso que vivió una etapa dura en su juventud, cuando se disponía a entrar en el mundo del histrionismo. Incluso tuvo que vivir 14 años alquilado en un garaje, pero que Pineda se mantuvo dándoles ánimos para conseguir sus metas. Sin embargo, no fue hasta el drama Tiempo de amar, dirigido por Enrique, que trabajaron juntos profesionalmente.
“Enrique fue un cineasta diferente, ya que fue un poeta e intelectual incomprendido en muchas etapas. La obra de Pineda Barnet se revaloriza con los años. Ocurrió desde su primera película, Soy Cuba (1964), que fue descubierta más tarde por el público. Ha tenido desaciertos, porque como creador, cuando tenía un concepto o un criterio, se aferraba a él y no permitía interferencias”, dijo más adelante.
“Era un hombre eminentemente sabio, provenía del mundo musical, del teatro, se había iniciado en la publicidad y conocía muy bien el mundo del audiovisual”, aseguró.
En 2006, Pineda recibió el Premio Nacional de Cine por el conjunto de su obra. Diez años después, obtuvo el Coral de Honor durante la edición 38 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en reconocimiento a toda su filmografía, que incluye más de una veintena de títulos entre largometrajes y cortos de ficción, así como documentales.
Dentro de su obra, resalta igualmente Giselle, el único filme de ballet realizado en América Latina y considerado uno de los más logrados rodajes del mundo del ballet.
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