Alrededor de 100 funcionarios del Departamento de Estado norteamericano han firmado un mensaje en el que piden al Secretario de Estado Mike Pompeo que condene enérgicamente al presidente saliente Donald Trump por incitar el asalto violento al Capitolio el pasado miércoles, que ha dejado un saldo de 5 muertos.
El llamado "cable disidente", que fue obtenido por el diario norteamericano The Washington Post, establece en sus cuatro puntos la responsabilidad de Trump en los disturbios en un intento por evitar que el Congreso certificara los resultados de las elecciones del presidente electo Joe Biden.
Un "cable disidente" es una medida extraordinaria que permite a los diplomáticos estadounidenses plantear serias preocupaciones inmediatas a altos funcionarios del Departamento de Estado en contra de acciones sustantivas de política exterior, sin temor a represalias.
El mensaje pide al Departamento de Estado que denuncie explícitamente a Trump en coherencia con las declaraciones emitidas por esa agencia contra líderes extranjeros que utilizan la violencia y la intimidación para reprimir procesos democráticos pacíficos.
"La incitación a la violencia del presidente Trump contra la certificación de elecciones libres y justas en los Estados Unidos es inaceptable e incompatible con nuestras leyes, los valores democráticos y las libertades fundamentales protegidas consagrados en nuestros documentos fundacionales y nuestra larga tradición de transferencia pacífica y ordenada de poder", dice el cable.
"Así como denunciamos habitualmente a los líderes extranjeros que utilizan la violencia y la intimidación para interferir en los procesos democráticos pacíficos y anular la voluntad de sus votantes, las declaraciones públicas del Departamento sobre este episodio también deben mencionar al presidente Trump por su nombre. Es fundamental que le digamos al mundo que en nuestro sistema, nadie, ni siquiera el presidente, está por encima de la ley o es inmune a las críticas públicas".
Los diplomáticos insistieron además en que la orientación sobre la comunicación a gobiernos extranjeros sobre los eventos en Washington debería omitir cualquier comentario de Trump, calificando su voz de ilegítima.
"Nuestra guía NO debe incluir ninguna cita del presidente Trump sobre el episodio, ya que la suya no es una voz creíble en este asunto", aseguraron.
Varios líderes mundiales, entre los que se encuentran los presidentes Angela Merkel, Boris Johnson y Emmanuel Macron, condenaron el asalto al Capitolio del pasado día 6.
Los diplomáticos estadounidenses también consideran que los acontecimientos que tuvieron lugar en Washington han envalentonado a los adversarios de EE.UU. para atacar la credibilidad del país.
Aunque Pompeo ha denunciado la violencia en el Capitolio y ha pedido que se procese a los alborotadores, ha evitado culpar de lo sucedido al presidente Trump.
El Secretario de Estado ha rechazado las críticas de que la insurrección constituyó una crisis democrática, condenando a "periodistas y políticos" que "calumnian" a Estados Unidos como una "república bananera", frase que se utiliza para describir un país frágil y corrupto gobernado por una plutocracia.
Varios analistas consideran improbable que la reciente comunicación de los diplomáticos de EE.UU. tenga ningún impacto interno, dada la posición de Pompeo.
"Es bueno dejar constancia. Y probablemente por eso se filtró rápidamente. También me complace ver que los diplomáticos de carrera que serán parte de la recuperación de las piezas bajo la nueva administración expresen sus preocupaciones sobre cómo comenzamos a reparar nuestra imagen en el mundo", aseguró la analista Elizabeth Shackelford, al blog The Hill, del Washington Post.
Los sucesos del miércoles han dividido a la Administración Trump a un nivel no visto anteriormente.
Dos secretarias del actual gobierno, la de Transporte, Elaine Chao, y la de Educación Betsy DeVos, han renunciado a sus puestos esta semana culpando a Trump la situación de violencia en la capital norteamericana.
El asalto al Capitolio también ha desencadenado la dimisión de varios altos cargos de su equipo.
Además de Chao y DeVos, han renunciado a su cargo 22 cargos de la Administración Trump, entre ellos su viceasesor de seguridad nacional, Matt Pottinger, la viceportavoz de la Casa Blanca, Sarah Matthews, y la jefa de gabinete de la primera dama y exportavoz del mandatario, Stephanie Grisham.
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