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Aly Sánchez echó raíces hace más de una década en Estados Unidos pero nada ha cambiado la esencia cubana de la niña que vio la luz en un poblado del Escambray allá en la época de la Perestroika.
A ratos como actriz de telenovela o comunicadora estilizada; otras veces como la desparpajada Migdalia (el personaje que hace a sus seguidores literalmente llorar de la risa), Aly alimenta la multifacética imagen de una artista que desde el corazón mediático de Miami ha conquistado las simpatías de miles de cubanos dentro y fuera de la isla.
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Ni siquiera cuando todos en casa, incluyéndola, se infectaron de coronavirus, del rostro de Aly desapareció la sonrisa. La dura experiencia vivida hace poquísimos meses le enseñó “a apreciar mucho, mucho más lo que tengo hoy, no lo que pueda tener mañana”.
Según declara en exclusiva a CiberCuba la joven de 34 años, que ama pasar las horas conversando y riendo en su patio junto a sus niñas, su esposo y sus amigos, este año se propuso leer más, porque eso le ayuda “a no pensar. Este país te lleva rápido, debes estar centrado”.
Actualmente Aly prepara con una cadena importante un proyecto del que solo puede adelantar que llevará por nombre Aly and Mila y que será “un show que regalará momentos felices a las personas”.
¿Cómo llegó una guajira (como tú misma has dicho) del Escambray a La Habana para estudiar arte?
Estando en el preuniversitario me avisaron que estaban haciendo las pruebas del Instituto Superior de Arte y, te soy sincera, confiaba tanto en mí, que me fui segura a pasarlas.
¿Qué recuerdas con más cariño de esa época en la que viviste en el campo?
Escaparme de mi primaria con mis amigas al río, esperar cada mañana a mi mejor amigo para irnos juntos a la escuela, sentarme en mi portal, esperar cada fin de semana para irme a la casa de mis abuelos…
¿Por qué decidió esa guajira ir de La Habana a Miami?
Un día, sentada viendo una novela en la estaban las más grandes actrices de Cuba, me di cuenta de que a todas las conocía y me dije que quería llegar adonde estaban ellas y ahí llegué.
¿Tras más de una década en Estados Unidos, sientes que has cumplido tus sueños?
Todos y cada uno de ellos. He trabajado mucho, pero ha valido la pena. Me he sentido realizada. He tenido proyectos y sueños hermosos: unos se han dado, otros no, pero me han enseñado para que los próximos queden mejor. He crecido mucho, pero he aprendido más.
¿Cuán fácil o difícil es llegar a un país que no es el tuyo para abrirte paso en el mundo del espectáculo?
Muy difícil y frustrante, pero te tengo que reconocer que tuve suerte mucha. Estaba en el lugar correcto y la hora precisa como dice el dicho. Llevo 14 años en este país y me he dedicado ciento por ciento a mi giro. Soy muy afortunada.
¿Cuál de tus facetas como artista es la que más disfrutas: actriz, presentadora, modelo…?
Humorista. Mi vida es una comedia diaria. Me río de todo. Disfruto mucho la vida. El reír me alegra el alma.
¿Qué diferencias y semejanzas harías entre la Aly artista en Cuba y la que has podido ser en Estados Unidos?
Sigo siendo la misma guajirita llena de sueños e ilusiones. Estados Unidos ya es mi casa, mi nido. En Cuba no hice ni la mitad del trabajo que he hecho aquí. Aquí he tenido mucho más oportunidades.
¿Por qué es la televisión el lugar donde te sientes más a gusto?
Sabes que no sé, quizás por el nivel de rapidez con que llegas al televidente, la adrenalina del vivo.
¿Te imaginaste alguna vez haciendo humor? ¿De qué se han ido nutriendo todos esos personajes populares, auténticos, que al público le encantan?
Jamás me imaginé haciendo humor. Venía de estudiar drama, pero ¡amo tanto hacer reír! Todos mis personajes se nutren de mi día a día, de mi familia, de mis seres más cercanos.
¿Pensaste alguna vez que te convertirías en un referente para la comunidad cubana allá, que representarías de alguna manera a las cubanas fuera de Cuba?
Aunque casi todo lo que me he propuesto lo he logrado con mucho sacrificio, nunca imaginé que fuera a ser tan querida de este lado y allá. Ser un ejemplo para las nuevas generaciones es algo que me llena de amor. Me siento muy querida y ese es mi mejor premio.
¿Qué has querido trasmitirles siempre a tus seguidores, sobre todo a las mujeres?
Que soy exactamente igual a ellas, con días buenos, días malos, y que eso está bien. Trato siempre de sacarles una sonrisa, aunque yo no esté tan feliz. Siempre necesitamos alguien que nos cambie el día y quisiera ser ese pequeño cambio en ellas.
¿Cómo te mantienes cercana a ellos?
Es difícil porque me escriben miles y miles, pero les contesto personalmente. Me tomo el tiempo de hacerles saber que para mí es importante y especial que estén conmigo día tras día.
¿Qué es lo primero que te dices a ti misma cuando te levantas cada mañana?
Hoy vive tu día como si fuera el último.
¿Qué les dirías a quienes viven llenos de miedo, odio y prejuicios?
La vida es muy corta, tanto que es lo único que sabemos acabará, sin tener idea cuándo. No vale la pena, para nada vale la pena estar amargado, con frustraciones, odio. Sé feliz, enfócate en tu vida, no en la de los demás. Si todos pensáramos así, viviríamos muy felices.
¿Qué es lo mejor y lo peor que te ha dado la maternidad?
Lo mejor, mis hijas, lo que aprendí con ellas, cómo te pueden cambiar tu día en un segundo. Lo peor es lo que se sufre cuando no podemos estar para ellas en algún momento.
Ha sido un año difícil para el mundo, pero tu familia y tú han vivido de cerca esta pandemia. ¿Te sientes más viva después de superar algo así?
Sin duda alguna. Desde que tengo uso de razón pienso mucho en el futuro. Soy muy organizada, de tener todo planeado. Esto me enseñó que no, que debes vivir el día a día, que quién sabe lo que te depara el futuro.
¿Cuánto hay detrás de tu cara bonita?
Se siente raro hablar de uno mismo. (Ríe).
¿Qué nunca harías en tu vida?
Nunca sería una persona malagradecida.
¿Qué responderías ahora mismo si te preguntaran qué quiere Aly Sánchez de la vida?
Quiero ser feliz. Así de simple: estar con los míos, poder ayudar mientras me sea posible, tener trabajo para seguir haciendo lo que amo, tener salud y paciencia para lidiar con esos que andan por allá afuera tratando de hacer daño.
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