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En un contexto marcado por la reaparición de casos autóctonos de COVID y de eventos de transmisión local, del dengue que no deja de azotar, enfermedades respiratorias que se hacen más frecuentes por los cambios de temperatura, y una escasez de medicamentos que se hace crónica, el precio de una caja de dipirona en el mercado informal puede llegar a costar en estos momentos hasta 60 pesos en Santiago de Cuba.
Durante los últimos meses la ausencia de la dipirona en la red de farmacias santiagueras se ha sentido con especial énfasis y en el llamado mercado informal pasó de costar cinco pesos una tirilla a 20 pesos, y una caja que antes se compraba por 15 hoy se comercializa a 60 pesos.
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“A mí me trae medicamentos una revendedora que llega hasta la puerta de mi casa como dos veces al mes. Ella me trae siempre una lista de medicinas con sus precios, y yo le compro lo que me cuadre o le encargo lo que necesite. Por mi trabajo no tengo tiempo de estar haciendo colas kilométricas, tampoco estar vigilando el día que llegan fármacos a la farmacia. Yo puedo pagarlo a sobreprecio y lo hago. Se acabó”, argumenta Sofía, vecina del Caney.
“Le pregunté por qué ese precio tan alto por una caja de dipirona, pues la verdad hace poco tiempo una caja costaba 20 pesos si la cogía cara, si no 15 pesos, pero ahora mismo están a 60 pesos. Ella me explicó que el problema es tan viejo como la propia oferta y demanda: hay mucha demanda y poca oferta”, comenta Sofía.
“La revendedora también me dijo que el problema está en la esperada subida de salarios. Que en el negocio de la venta de medicamentos en la calle es como un efecto dominó, que si uno sube el precio, todos deben hacerlo. Por ejemplo, si el médico que te hace las recetas, o el personal de la farmacia que te avisa o guarda la medicina, si algunos de ellos pide un poquito más, pues el precio sube. Y lo otro, hay gente que está tan desesperada, como me contó ella, que le han puesto en la mano tres CUC por una caja de dipirona, a dólar están pagando cada tirilla”, explica.
La dipirona, por sus usos para aliviar dolencias como la fiebre y los dolores, es un medicamento muy demandado, lo que justifica los precios elevados que tiene. Similar suerte corren hoy otros que, como los antibióticos, se hacen bien escasos.
“Tengo una tía que de pagar dos CUC o 50 pesos por un bulbo de rocephin, ya hoy está pagando hasta tres CUC y no duda que en cualquier momento se lo vendan a cuatro CUC o cien pesos. Por la enfermedad respiratoria que tiene, se le hace necesario tenerlo por si en cualquier momento le mandan a hacer un ciclo completo con este antibiótico. Realmente no sé a dónde iremos a parar. Menos mal que ahora con los aeropuertos abiertos las personas están entrando medicamentos”, comenta Omara, también vecina del Caney.
“Pero mira es que todo en el mercado informal ha subido. Mira las íntimas. Antes costaban 10 pesos y hoy están a 25”, añade.
La escalada de precios que hoy afecta la sociedad cubana, sin que se hayan incrementado aún los salarios, y que se hace especialmente sensible en el mercado informal y negocios privados, tiene especial impacto en el comercio de medicamentos.
Ahora mismo, por mencionar otros ejemplos, la loratadina cuesta 10 pesos la tirilla y a veces hasta 15, tres pastillas de azitromicina están a 40 o 50 pesos, el alopurinol hasta 40 pesos, y la amitriptilina a 20. Todos esos precios se han incrementado significativamente en las últimas semanas.
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