La jornada electoral de este 3 de noviembre se prolongó hasta la madrugada del miércoles sin poder declarar a un candidato ganador de la presidencia de Estados Unidos, a causa del conteo incompleto de los votos emitidos y la reñida diferencia entre el titular republicano Donald Trump y su contrincante demócrata Joe Biden.
El impacto de la pandemia de coronavirus en la votación, con un récord de boletas enviadas por correo, ralentizó el proceso electoral y a la medianoche del martes muchos estados no habían podido concluir el conteo de las boletas registradas.
El fenómeno conocido como too close to call –demasiado cerrado para tomar una decisión– tiene su antecedente cercano en la contienda electoral de 2000 entre el demócrata Al Gore y el republicano George W. Bush, quienes se mantuvieron semanas esperando por un reconteo de votos que decidió por apenas 537 votos la concesión de los 29 colegios electorales de Florida y, a la postre, la presidencia de Estados Unidos.
En el sistema electoral estadounidense el colegio electoral da una ventaja a los votantes en los estados menos poblados, y el voto electoral de cada estado es igual al número de escaños que tiene en el Congreso, incluidos dos automáticos en el Senado. Para ganar la presidencia de Estados Unidos no es necesario obtener la mayoría de votos populares, sino al menos 270 de los 538 votos del colegio electoral.
De ahí que en las elecciones de 2016, la demócrata Hillary Clinton derrotó a Trump con la mayor victoria de voto popular que ha obtenido un candidato sin llegar a ser presidente: 2.8 millones de votos. Sin embargo, no pudo ocupar la Casa Blanca, ya que su voto se concentró en estados con alta densidad poblacional como California y Nueva York, mientras que Trump ganó mayor cantidad de estados, lo cual le otorgó una mejor puntuación y, por tanto, se convirtió en el 45 presidente de Estados Unidos.
Hasta la medianoche de este miércoles, Joe Biden lleva ganados 209 colegios electorales, mientras que Trump tiene 118. En cuanto al voto popular, el demócrata suma 56 907 988 votos y el republicano 55 224 690.
Trump ha vencido en los estados de Florida, Alabama, Indiana, Kentucky, Misisipi, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Carolina del Sur, Utah, Idaho, Wyoming y las Dakotas; mientras que Biden lidera en California, Nueva York, Oregón, Washington, Colorado, Nuevo México, Illinois, Nueva Jersey, Virginia, Delaware y Massachusetts.
Un estado clave, aún sin definir, es Pensilvania (20 votos electorales), donde Trump va a la delantera con un 57% de los votos. Lo mismo sucede con Ohio, Michigan y Wisconsin, en los cuales el republicano lidera con 53.5, 54.3 y 51.8%, respectivamente.
Al cierre de las votaciones anticipadas este domingo, Biden tenía una clara ventaja sobre Trump en cuatro de los estados pendulares más importantes del país: Arizona, Pensilvania, Wisconsin y Florida. Estos cuatro estados fueron los que en 2016 le entregaron la presidencia del país a Trump.
Un total de 100 millones de electores participaron en la votación anticipada, marcando un récord histórico.
Si bien el mandatario aumentó en estos cuatro años su popularidad entre los electores hispanos de Florida y mantiene el apoyo entre votantes conservadores y hombres blancos rurales, tiene una tenaz oposición a nivel nacional entre las mujeres, los afroamericanos, los votantes en las ciudades y suburbios, los jóvenes y los adultos mayores. Estos últimos, entre los más vulnerables durante la pandemia de coronavirus, podrían convertir a Biden en el primer demócrata en dos décadas en ganar entre las personas de la tercera edad.
El actual inquilino de la Casa Blanca ha insistido de manera febril durante las últimas jornadas de campaña en que, de no estar listos los resultados finales este martes, “los demócratas están haciendo trampa”.
Trump, que había dicho antes que estaría dispuesto a una "transferencia pacífica del poder" en caso de perder las elecciones, se negó durante sus últimos mítines a abordar la pregunta.
“Tendremos que ver”, dijo este fin de semana, cuestionando la legitimidad de las boletas enviadas por correo e insistió en que la imposibilidad de declarar un ganador este martes sería evidencia de fraude electoral.
Esta postura ha hecho sospechar a varios analistas que Trump podría ofrecer resistencia postelectoral de obtener una ventaja en el conteo de los votos esta noche, lo cual también podría provocar una oleada de disturbios entre sus más fieles adeptos.
Los expertos también han pedido paciencia a los estadounidenses, pues, debido al aumento sin precedentes del voto por correo a causa de la pandemia, el candidato que en un primer momento parezca liderar la contienda puede no ser el que acabe llevándose el triunfo.
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