El saltador cubano Iván Pedroso (La Habana, 17 de diciembre de 1972) ha confesado "un problema muy serio que muy poca gente sabe": su madre falleció un mes antes de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, donde consiguió su primera medalla olímpica de oro con un salto de 8,55 tras superar por seis centímetros al australiano Jai Taurima.
En una breve entrevista concedida a Momentum Motor y compartida por el cubano en su cuenta de Instagram el mítico saltador asegura que "nadie pensaba que él iba a poder llegar bien a esos Juegos Olímpicos", pero contra todo pronóstico, tuvo "una fuerza que se impuso a todo".
"Mi madre era mi fan número uno y ella lo que quería es que yo fuera campeón olímpico y así fue. Llegué a los Juegos Olímpicos y simplemente me propuse: Nadie me puede ganar hoy aquí. Esta medalla va a ser para mi madre. Incluso, no fue hasta el último salto que pude ganar la medalla, con el australiano, muy buen competidor, y en cuanto terminé, que gané, lo primero que hice fue mirar al cielo y decirle: Aquí está tu medalla, está cumplido todo", cuenta visiblemente emocionado.
Han pasado veinte años, pero a Iván Pedro le parece que esa competición es reciente. "Parece que fue ayer. Todavía me hablan de esos Juegos Olímpicos cuando voy a mi ciudad. Todos me hablan como si hubiera sido hace un mes y yo me quedo como diciendo: ¿Cómo todavía hoy en día, que han pasado generaciones porque ya yo tengo 47 años, y los pequeños, la juventud lo ve también. Creo que eso es muy bonito. Aunque parezca fácil, para mí fue muy difícil".
Sobre su experiencia personal, dice que a él le enseñaron que aquello que hagas, tienes que hacerlo porque te gusta, no por otra cosa. "Ni por interés, ni por beneficio. Todos los obstáculos, que no tuve muchos, pero los tuve, me daban más fuerza de decir: Ya esto no puede volver a pasar. Tenemos que mirar qué pasó, por qué pasó esto y erradicarlo totalmente y así era como yo funcionaba".
Sobre su entrenador, Iván Pedroso asegura que siempre tuvieron el 'filin' de hablar, de planificar las cosas. "Él estaba conmigo en las competiciones. Me llamaba, me hablaba, me enseñaba, me decía las cosas que hacían falta para que esto funcionara y me gustó. Incluso había momentos en que a otros atletas que entrenaban conmigo, de la forma que yo lo explicaba, pues lo entendían más y mi entrenador me decía: Vas a ser un buen entrenador".
Sobre su carrera entrenando a deportistas de élite como la venezolana Yulimar Rojas, plata en los Juegos de Río de Janeiro 2016 y campeona en Doha 2019, Iván Pedroso admite que "es difícil la transición de atleta a entrenador porque hay un momento en el que tú no crees que vas a dejar de saltar. Incluso ahora yo todavía tengo, muchísimas veces, ganas de saltar. Pero bueno, es ley de vida. Todo tiene un final. Tienes que saber cuándo llega ese final. Yo enseguida me di cuenta que ya, que tenía que aprovechar y enseñar lo que aprendí a otros atletas. He tenido suerte con los atletas y con el trabajo también".
Pedroso recuerda además que el primer atleta que tuvo fue Teddy Tamgho, que fue campeón del mundo, recordista del mundo y "empezar así para un entrenador novato, mejor no podía ser. Eso me dio mucha fuerza de decir: Lo hice como atleta, lo estoy haciendo como entrenador, pues ahora a seguir acumulando títulos y así lo estoy haciendo".
Influye que tiene "un equipo muy bonito de atletas como Yulimar Rojas, Ana Peleteiro, Nelson Évora, Alexis Copello, Nubia Suárez... Tengo atletas de varios países, que me inspiran. Cada día que me levanto me inspiran a seguir e intentar llegar a un campeonato del mundo con varios atletas, como lo he hecho hasta ahora y obtener medallas tanto de chicas como de chicos. Creo que para un entrenador eso es muy importante y, de momento, la cosa va bien. Llevo unas cuantas medallas y récords, también. El último, ahora reciente de Yulimar Rojas, 15,43, en pista cubierta, aquí en Madrid, y eso son inspiraciones que te llevan a decir: Pues vamos por el buen camino y vamos a seguir cosechando títulos".
A sus atletas, Iván Pedroso le dice lo mismo que le enseñaron a él. "Si quieres llegar, tienes que proponerte metas. No entrenar por entrenar. Como me decía Ana (Peleteiro) que ella quería ser campeona olímpica. Ser campeón olímpico es lo máximo de un atleta. Es difícil, pero no imposible. Para eso tiene que ser disciplinada, tiene que entrenar a fondo, tiene que ser muy estricta con las cosas, tiene que apartar muchas cosas que le gusta a la juventud, como los amigos, las fiestas... Eso hay que apartarlo por un tiempo y dedicarte cien por cien porque son cuatro años y no puedes equivocarte".
Pedroso quiso terminar esta entrevista recordando una frase "muy importante" que deben saber todos sus atletas: "La victoria se bebe en la copa del sacrificio".
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