El viceprimer ministro cubano Ramiro Valdés Menéndez pidió a las empresas y la población del país a disminuir el consumo eléctrico tras sobregirarse el plan energético nacional el pasado mes.
En una reunión con altos funcionario del régimen cubano, el dirigente llamó a "cumplir con rigor los planes de consumo energético asignados en septiembre" ante la crisis de disponibilidad de diesel que atraviesa la isla, luego de que la demanda de agosto se elevó un 1 por ciento por encima de lo previsto.
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Pero tal solicitud es especialmente difícil de asumir para decenas de familias en medio del caluroso verano y del empeoramiento de sus condiciones de vida por la escasez de alimentos y productos básicos.
Valdés responsabilizó a las limitaciones que impone la pandemia y el embargo estadounidense por las restricciones añadidas a los planes de consumo de electricidad.
Afirmó que para septiembre las empresas no deben pedir incrementos, y en caso de que un área prioritaria lo requiera otras entidades deberán redireccionar sus recursos.
El ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, señaló que el país necesitaría emplear dentro del plan diario de consumo de diésel unas 434 toneladas para satisfacer la generación de energía, y debido a la sobredemanda del pasado mes se generaron 983 toneladas de combustible diariamente.
Occidente fue la zona que más sobreconsumió, subrayó el titular del ramo, y afirmó que el sobregiro en la capital se debió a las medidas de aislamiento que generaron un incremento del gasto en los hogares.
El problema energético de Cuba se ha agravado en los últimos meses tras una mayor demanda de electricidad.
En abril, primer mes del confinamiento por COVID-19, el país consumió por encima de su plan -como promedio diario- unos 6400 megavatios hora, valores que superan las cifras históricas para 24 horas en horarios económicos.
Los especialistas explicaron entonces que tales incrementos en las cargas del Sistema Eléctrico estaban asociados a las altas temperaturas y sobre todo a la mayor permanencia de la población en sus hogares debido a la pandemia.
La disminución del consumo eléctrico asociado al cierre de algunos sectores estatales como el turismo, la educación y algunos centros laborales, no logró compensar el notable aumento del consumo en el sector residencial.
Mientras esto ocurre decenas de cubanos se quejan en redes sociales de la ocurrencia de apagones, especialmente en La Habana.
Algunos afectados señalan que en pleno verano los alimentos que requieren refrigeración se echan a perder, lo cual constituye una verdadera desgracia en un país donde escasean los víveres de primera necesidad y la población debe hacer inmensas colas para poder adquirirlos.
El régimen, en este contexto, propone soluciones consideradas "absurdas" por muchas familias, que se indignaron ante la orientación gubernamental de congelar el agua y dejarla fuera del refrigerador para ahorrar electricidad.
El máster en Ciencias Severino Santana, director en Pinar del Río de la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (Onure), señaló entre "las acciones para ahorrar electricidad: congelar pomos de agua por la noche y dejarlos fuera durante el día, para no tener que abrir el refrigerador con tanta frecuencia".
De inmediato su iniciativa fue motivo de burlas en las redes sociales.
En febrero, durante una reunión de evaluación del Ministerio de Exteriores, Miguel Díaz-Canel calificó de “verdadero milagro” que no se hubieran producido apagones en medio de la crisis energética.
Pero la situación no es nueva en la isla, se remonta al mes de septiembre del pasado año, cuando el gobernante cubano calificó la falta de combustible de situación "coyuntural".
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