Yuliet Cruz: La hija cubana de Stanislavski

Una de las mejores actrices cubanas por su versatilidad y honestidad sobre los escenarios.

Yuliet Cruz y Armando Valdés Freire, en "Conducta" © Cortesía de la entrevistada
Yuliet Cruz y Armando Valdés Freire, en "Conducta" Foto © Cortesía de la entrevistada

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Este artículo es de hace 4 años

Yuliet Cruz Delgado (La Habana, 1980). Nació en el año en que 125 mil cubanos se marcharon a Estados Unidos por la mar, que ella disfruta desde la orilla pero sin aventurarse mucho entre las olas, quizá porque su hábitat natural sean las tablas del teatro y los claroscuros del cine. La televisión la seduce un poco menos, pero cuando aparece llena toda la pantalla; a la que ahora permanece atenta porque están llegando series e igual se anima.

Podía haber sido médico porque no le teme a la sangre, abogada o economista ¡qué mujer cubana no sabe sacar cuentas!, pero desde niña supo que lo suyo es el arte, pese a los recelos de su mamá por lo difícil que es triunfar como actriz.


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Mujer coherente, sostiene que los cambios sociales deben empezar por las personas y su bienestar, elogia la discrepancia respetuosa y asume su trabajo como la manera que tiene de hacer feliz a un público agradecido, cuando ella se mete en la piel de Luz Marina Romaguera, para dar voz al "inmenso" Virgilio Piñera o asume ser Sonia, la madre de Chala, en "Conducta", donde protagonizó un duelo interpretativo con Alina Rodríguez, otra grande de la escena de Cuba.

Quizá debía apellidarse Stanislavski porque Yuliet es convincente, orgánica, fluida, emocional, visceral, creíble y con una autenticidad dramática solo reservada a las grandes que construyen sus personajes y trabajan "a partir de la fe y el sentido de la verdad", como advirtió el maestro ruso.

Iramis Torres hizo de puente y, la propuesta de aparecer en "La vuelta al mundo en 80 cubanos" sedujo a Yuliet Cruz Delgado, que hizo un hueco para responder a CiberCuba.

¿Cuándo descubriste que te gustaría ser actriz?

De niña se notaba que me gustaba el arte. No sabía si cantar, bailar o actuar. Luego pasé por muchas ideas de ser doctora, estudiar derecho y hasta se habló de economía. Y es que para mi madre, la carrera de 'Actriz' era muy difícil llegar a ella. Pero fue más o menos con 9 años, que empecé en un grupo de la casa de cultura donde me di cuenta de cuál era mi verdadero deseo.

Yuliet con su mamá / Foto: Cortesía

Has dicho que prefieres el cine y el teatro a la televisión; ¿por qué?

Me gusta mucho el cine. Lo amo mucho. El teatro es otro que me fascina. De todos los medios ese es el orden de amor ¡jajaja! Pero la realidad es que actuar es mi pasión, y en todos los medios se puede actuar.

Después de unos 10 años donde me volqué al cine y al teatro, muchos me preguntan por qué no hago televisión. Y la verdad es que la he hecho, pero en programas como presentadora.

No hago novelas, por el tiempo que lleva grabarlas y me choca con otras propuestas, pero ahora se va abriendo una etapa donde las series van llegando a la tele cubana y son proyectos de menos tiempo de grabación. Si llegan nuevos personajes, ahí estaré.

Pese a tus preferencias, el público te ha reconocido como una buena conductora de programas televisivos. ¿Cómo se consigue enganchar al televidente sin restar protagonismo al invitado y demás invitados a un espacio marcado por el tiempo?

Convertirme en presentadora me costó tiempo y sobre todo me obligó a tener más seguridad en mí misma. Cosa que a pesar de la actuación, no tenía. Para actuar parto de mí, pero es un personaje.

Ser presentadora demandaba el ser yo, mostrarme al público tal y como soy. Mirar a cámara y hablarle con desenfado, en fin. Ese ha sido mi placer como presentadora, ser yo frente a la cámara para el público y con los invitados.

Descubrí que me gusta mucho, que me hace muy feliz, y soy más feliz cuando al público también le gusta.

¿Cómo recuerdas a tu Lalita de Contigo, pan y cebolla?

La recuerdo con mucho cariño. Fue el personaje con el que debuté en el teatro profesional y en la televisión. Gracias a ese personaje conocí a Héctor Quintero y aprendí muchísimo. Trabajé con excelentes actores siendo una adolescente, eso me formó.

El haber empezado muy joven en el mundo profesional me hizo aprender mucho, sobre la escena, frente al público. Me enseñó cosas que no se enseñan en la escuela. Fui de la mano de Alina Rodríguez, que siempre tuvo para mi cariño y enseñanza. No solo como actriz, si no como amiga en lo personal. Lalita fue un tremendo comienzo.

En "Aire frío", de Virgilio Piñera y dirigida por Carlos Celdrán / Foto: Cortesía

Tu Luz Marina Romaguera te ganó un premio teatral. ¿Cómo te llevaste con Virgilio Piñera y Carlos Celdrán?

Luz Marina Romaguera es otro de mis personajes amados y al que le debo mucho. Cuba tiene grandes escritores e intelectuales y Virgilio es uno de los grandes. Es inmenso.

Aire frío es un clásico del teatro cubano por el retrato tan verídico y amargo que hace de la sociedad y la familia, contado a través de los Romaguera. Luz Marina su protagonista logra encantar al espectador con su lengua dura, su gracia, sacrificio y amor a la familia, sobre todo a su hermano Oscar.

Virgilio creó una obra extraordinaria. Carlos Celdrán es un excelente director de teatro y un amigo al que quiero mucho. Durante el proceso de montaje y ensayos, hizo un trabajo increíble. Su versión del texto original de Virgilio fue muy acertada y muy buena. Luz Marina es un personaje clave en mi carrera y eso se lo debo a Carlos Celdrán.

¿Hay dos Yuliet, una de antes y otra después de "Conducta", o son fantasías animadas de críticos y espectadores?

Tengo experiencias muy especiales con personajes que han transformado cosas de mí, sobre todo como el público me ve. Sonia, de "Conducta", es una de ellas. Creo que esa película me ha marcado mucho. Lo mismo para la critica que para el público.

En "Esteban" con Jonal Cosculuela, director, y Reynaldo Guanche / Foto: Cortesía

Viéndote hacer personajes tan diferentes, uno cree que aplaude un arabesque entre tus manos, tus pómulos y tu mirada. ¿Ese ballet es construido o sale natural?

Todo es construido. Cada personaje es muy estudiado. Disfruto mucho ese momento en el que estoy creando un personaje. Por eso me duele tanto cuando me veo y no consigo ver en la pantalla lo que quería lograr. Por eso le dedico mucho tiempo al estudio y creación de los personajes. Después me dejo llevar y cruzo los dedos jajaja...

Cuando se apagan las luces del escenario, eres madre y esposa. ¿Cómo eres como madre y como esposa?

En mi casa soy Yuliet, la mamá de Sebastián y Samuel, la esposa de Leoni y la hija de Lidia. Tengo mi espacio para estudios y cosas mías, pero por lo general lo hago en la madrugada, cuando todos se duermen. Por el día cosas de casa y de la familia. Muy normal todo.

Con su esposo, Leoni Torres y los hijos de ambos / Foto: CiberCuba

Una vez que se aplaque el coronavirus, ¿en qué te veremos, qué estás haciendo ahora mismo?

Lista para esta nueva etapa de mi vida. Después que tuve a Samuel me tomé un tiempo y me alejé un poco de la actuación, pero ya tengo nuevos proyectos. En cuanto ya estén por salir hablaré de ello.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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