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El caracol gigante africano, cuya población se creía controlada en algunas regiones de Cuba, reapareció de forma alarmante en la oriental provincia de Las Tunas, donde en los últimos días fueron capturados más de 400 ejemplares.
El descubrimiento supone un retroceso en el control local de esa plaga, que parecía haberse extinguido de ese territorio en los últimos meses gracias a una efectiva campaña de eliminación del molusco.
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María del Carmen Pupo Chiong, bióloga del Departamento de Entomología Médica del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología explicó al Periódico 26 de esa provincia que la localidad se encuentra ante un rebrote de estos caracoles, favorecido por las condiciones climáticas y las recientes precipitaciones reportadas en la zona.
El enyerbamiento de áreas desocupadas también puede haber fomentado la reproducción del animal, cuya peligrosidad ha sido alertada por expertos de todo el mundo, explicó la especialista.
El pasado año en un reparto de Las Tunas, el Velázquez, se eliminaron más de 9.000 ejemplares del caracol y se evitó su expansión con relativo éxito, pero en otras provincias cubanas la situación llegó a ser alarmante.
Al respecto, las autoridades tuneras llamaron a la comunidad a mantenerse vigilante ante la posible expansión de la plaga, considerada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza una de las 100 especies exóticas invasoras más perjudiciales del planeta.
El caracol, que puede llegar a medir hasta 20 cm de largo, provoca serias afectaciones a la agricultura y la salud humana, debido a la frecuente contaminación del animal con larvas de Angiostrongylus cantonensis, parásito pulmonar de las ratas.
También existen reportes de meningoencefalitis eosinofílica en personas que han tenido contacto con el peligroso molusco.
Los primeros reportes de su presencia en la isla datan de 2014, cuando los vecinos del reparto Poey, en La Habana, se sorprendieron con la aparición del molusco, sin saber aún que se trataba del caracol gigante africano.
Desde el principio, dos cosas llamaron la atención sobre el nuevo residente cubano, su gran tamaño y la rapidez con que se multiplica.
La crisis sanitaria del caracol ha transitado por varias etapas, entre ellas una en la que muchos cubanos se preguntaron si el exótico animal podría contribuir a sortear la crisis de alimentos en la isla.
Aunque existen varias declaraciones de especialistas e informaciones sobre la posibilidad de ingerir el caracol gigante africano, académicos cubanos recomendaron el pasado año no consumirlo, por los riesgos de contagio de enfermedades.
En un encuentro realizado el 24 de octubre en la sede de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), el malacólogo Luis Álvarez-Lajonchere explicó que, independientemente de su opción comestible, el peligro radica en la mala manipulación a la hora de cocinarlos.
Idael Pérez Brito, viceministro primero de la Agricultura, informó en diciembre de 2019 la creación de "un grupo de trabajo multifactorial" para el combate a esta plaga, la cual había sido detectada en 56 municipios del país.
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