El artista conceptual búlgaro Christo Vladimirov Javacheff, más conocido como Christo, famoso por sus obras de escala épica con envoltorios de edificios y monumentos como el el Pont Neuf en París y el Reichstag en Berlín, falleció este domingo, a los 84 años en su casa de Nueva York.
Su muerte fue anunciada en las redes sociales y su página web, sin especificar la causa.
Javacheff nació el 13 de junio de 1935 en una familia prominente de Gabrovo, Bulgaria. Tomó clases de pintura y dibujo cuando era niño y estudió en la Academia de Bellas Artes de Sofía, la capital búlgara, mientras el país estaba bajo el control comunista.
Una de sus tareas de propaganda fue asesorar a los agricultores a lo largo de la ruta del tren Oriente-Express sobre cómo organizar sus pajares y su maquinaria de una manera que sugiriera bullicio y prosperidad. Más tarde dijo que esta experiencia le había enseñado cómo trabajar en espacios abiertos y tratar con personas fuera de la academia.
Christo estaba estudiando y trabajando en el Teatro Burian de vanguardia en Praga en 1956 cuando las fuerzas soviéticas aplastaron el levantamiento popular en Hungría. Al no ver futuro en Europa del Este, escapó a Viena, escondido en un vagón de carga. Después de estudiar durante un semestre en la Academia de Bellas Artes de Viena, se mudó a Ginebra y luego, en 1958, a París, donde conoció a Jeanne-Claude Denat de Guillebon, su futura esposa, mientras pintaba un retrato de su madre.
En su estudio parisino, Christo comenzó a recolectar botellas, latas de pintura, bidones de aceite y cajas de madera, algunas de las cuales envolvió en lienzo empapado en resina, atado con una cuerda y recubierto con pintura de automóvil negra o gris. Eran los primeros esbozos de sus posteriores obras monumentales.
Para 1960, Christo ya había abandonado los lienzos y había decidido convertirse en otra clase de artista, de acuerdo con el espíritu transgresor de los tiempos. Junto con su esposa Jean-Claude, se convirtieron en pareja creativa y se dedicaron a producir obras con la noción de "objetos encontrados", modificados y recontextualizados.
Las envolturas, la marca que hizo famosa a la pareja, están ya presentes en sus primeras piezas, al principio pequeñas y después a escala gigantesca. En 1964, la pareja se fue a vivir a Estados Unidos, donde cruzó sus búsquedas conceptuales con la cultura del land art.
En 1972 construyeron Valley Curtain, una cortina naranja de 14,000 metros sobre Rifle Gap, un cañón en Colorado, aunque una tormenta la destruyó solo un día después de que se colgara. Todas las obras de arte de Christo y Jean-Claude fueron diseñadas para ser temporales. "Los artistas, y sobre todo los arquitectos, buscan la permanencia", declaró alguna vez. "Yo no. Me gusta no dejar nada".
Aunque Christo heredó una fortuna de su abuelo (historia que parece sacada de una novela), su trabajo fue financiado principalmente por la venta de los dibujos y esbozos preparatorios: siempre rechazó cualquier patrocinio. “Siempre hemos sido buenos negociando. Y teníamos que serlo, de lo contrario, estos proyectos nunca se habrían realizado. Pero siempre hemos sido muy buenos para lograr que los bancos nos dieran líneas de crédito”.
En los años 80, las ambiciones y la reputación de Christo y Jean-Claude habían crecido hasta el punto de que pudieron envolver el Pont Neuf, el puente más antiguo de París, después de que el entonces alcalde Jacques Chirac diera su permiso. Sin embargo, el logro más espectacular de los artistas llegó posiblemente en 1995, cuando sacaron su Reichstag Envuelto, cubriendo el edificio del parlamento alemán en Berlín con tela de aluminio, seis años después de la caída del muro de Berlín.
Los residentes de Miami recordarán al artista por su obra Islas rosadas (1983), que consistió en envolver 11 islas de la Bahía de Biscayne en faldas flotantes de tela rosa durante dos semanas.
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