Para suerte de todos los cubanos, Tito Gómez tuvo larga vida, y estuvo cantando durante más de cincuenta años; casi hasta el final de sus días conservó aquella voz única, de poderoso e inigualable timbre, que se paseaba por los principales géneros de la música popular cubana.
Quisimos recordar, en diez momentos, la presencia en nuestra cultura de uno de los cantantes más espectaculares con que ha contado la música popular cubana, alguien capaz de cantarlo bien todo, o casi todo, que no es lo mismo pero da igual.
1. Desde muy temprana edad Tito soñaba con ser cantante de ópera. No es sorpresa que la Corte Suprema del Arte, el famoso concurso de aficionados, le diera entrada al mundo del arte en 1937, cuando cantó, fragmentos de María la O y Rosa la China, de Ernesto Lecuona.
2. Durante los años 30, Tito Gómez buscaba una orquesta fija para ser cantante solista. En 1939 trabajó con la orquesta del Casino Deportivo, y con la Sevilla Biltmore, del Hotel Nacional, con la cual grabó temas como Timbero, la timba es mía y Blen, blen, blen, ambos compuestos por Chano Pozo. Estuvo en Perú, Puerto Rico y Honduras como cantante que promocionaba al Hotel Nacional.
3. En 1942 comenzó a trabajar esporádicamente con la Orquesta Riverside, y siete años después decidió quedarse como solista fijo de esa agrupación, que dirigía Enrique González Mantici y solía trabajar en el Montmatre. Actuó en Nueva York, en 1944 con los AfroCubans y con Panchito Riset.
4. En 1950 tuvo su primer gran éxito como cantante, junto con la orquesta Riverside, y se trataba, por supuesto de Vereda tropical. A partir de este entonces, Tito siguió una triunfal carrera en discos, bailables, cabarés y en programas de radio (CMQ y RHC Cadena Azul) y televisión.
5. Se sucedieron los grandes éxitos: el bolero chá Amor, amor, amor (1952); el bolero mambo Alma de mujer (1955); los boleros Alma con alma (1955), Hasta mañana vida mía (1964) y Voy a ser feliz (1971). Versionó varios clásicos de la música cubana tradicional como Y tú qué has hecho, de Eusebio Delfín, o Pensamiento, de Rafael Gómez.
6. Durante tres o cuatro décadas, Tito Gómez tenía que cantar, en todas sus presentaciones, su personalísima versión, cubaneada, a ritmo de chachachá, de Vereda tropical, famoso bolero mexicano compuesto por Gonzalo Curiel. Es difícil encontrar algún cubano que haya vivido entre los años 50 y ochenta y no haya disfrutado con los cinco vis del estribillo final, y con el espectacular cierre de Tito Gómez: Tropicaaaaaaaaaaal.
7. En una época de grandes boleristas (años 50 y 60), como Roberto Faz, Benny More, Orlando Contreras, Orlando Vallejo, Rolando Laserie, Domingo Lugo, Fernando Álvarez y Lino Borges, Tito Gómez se destacó por su voz lírica, y por conferirle al bolero un aire más jacarandoso y bailable, combinado con el son, la rumba, la guaracha, el montuno y el chachachá. Además, la Riverside había alcanzado un formato muy moderno de jazz band muy parecido a la Banda Gigante de Benny Moré.
8. En 1975, luego de unos treinta años de trabajo junto con la Riverside, Tito decide separarse, e iniciar nueva carrera, pues todavía era muy popular, como solista de la Orquesta Jorrín, liderada por Enrique Jorrín, conocido como creador del chachachá, un ritmo que Tito Gómez dominaba a la perfección. En la nueva etapa de su carrera, confirmó su categoría como uno de los más grandes cantantes improvisadores de la música cubana.
9. Estuvo activo, trabajando en vivo o en televisión, y tocando con sus propios grupos o con otros artistas, pues conservó el mismo timbre de voz, la misma sonoridad, brillantez y sobre todo su excelente afinación. Se sumó ocasionalmente a creadores más modernos como el grupo Algo nuevo, de Juan Pablo Torres, y el norteamericano Ray Barreto, hasta los años 1990, cuando se apartó de la música debido a su avanzada edad, y a la vulgaridad y la baja calidad que dominaba en la música popular bailable de ese momento.
10. En 2007, la EGREM publica un álbum con 16 de los grandes temas de Tito Gómez dentro de la serie Las voces del siglo. El disco comenzaba, por supuesto, con aquello que decía: “Voy por la Vereda tropical…”
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