Jordan Goudreau, un ex Boina Verde y veterano de guerra estadounidense, podía haber estado detrás de un plan para asestar un golpe al régimen de Nicolás Maduro, según un reportaje de la agencia AP.
Goudreau, de acuerdo con la información publicada, es ciudadano estadounidense y tres veces ganador de la Estrella de Bronce por su valentía en Irak y Afganistán, donde se desempeñó como médico en las fuerzas especiales del Ejército de EE. UU.
Pero el plan resultó en un intento fallido de comenzar un levantamiento, producto de una planificación escasa, disputas entre los políticos de la oposición y una fuerza mal entrenada que tenía pocas posibilidades de vencer al ejército venezolano, relata la agencia.
Los indicios de la conspiración surgieron en abril, cuando los medios oficialistas venezolanos comenzaron a declarar que se trataba de una invasión orquestada por la CIA, algo similar a los sucesos de la Bahía de Cochinos de 1961 en Cuba, que el castrismo vende en cada aniversario como la “primera derrota del imperialismo” en Latinoamérica.
AP reconoce que no encontró evidencias de la participación del gobierno estadounidense en el complot contra Maduro, pero las entrevistas, en cambio, revelaron que los líderes de la oposición respaldada por Estados Unidos en Venezuela tenían conocimiento de la fuerza encubierta.
Sin embargo, la agencia pudo estimar que los inicios de la conspiración surgieron después de una revuelta en el cuartel del 30 de abril de 2019 por parte de un grupo de soldados que juraron lealtad al posible reemplazo de Maduro, Juan Guaidó.
La oposición en Venezuela es liderada por Guaidó, reconocido por EE. UU. y otras 60 naciones como el mandatario legítimo del país sudamericano.
Algunos soldados y políticos involucrados en la rebelión fallida más tarde se retirarían al JW Marriott en Bogotá, Colombia, un hotel devenido centro de intriga entre los exiliados venezolanos, donde se congregaron desertores militares acusados de narcotráfico, financieros turbios y exfuncionarios de Maduro.
Allí se encontrarían con Goudreau, quien sería descrito por los entrevistados como un patriota amante de la libertad y un guerrero talentoso marcado por la batalla.
Dos excolegas de las fuerzas especiales dijeron que Goudreau, ahora de 43 años, siempre estuvo en lo más alto de su clase: un líder con un excelente intelecto para manejar las fuentes, una capacidad de disparo increíble y una devoción por las artes marciales mixtas, a la vez que conservaba un corte de cabello de estilo castrense.
Se había retirado en 2016, trabajando entonces como contratista de seguridad privada en Puerto Rico tras el huracán María. Dos años después estableció Silvercorp USA, una empresa de seguridad privada, cerca de su casa en la costa de Florida para preparar a agentes antiterroristas que entraran en escuelas disfrazados de maestros.
El sitio web de Silvercorp promociona operaciones en más de 50 países, con un equipo asesor compuesto por exdiplomáticos, estrategas militares con experiencia y jefes de corporaciones multinacionales, ninguno de ellos nombrado. Además, afirma haber "dirigido equipos de seguridad internacional" para el presidente de los Estados Unidos.
El ex Boina Verde se negó a conceder entrevistas, pero expresó a AP que “nunca confirmaría ni negaría ninguna actividad en ningún ámbito operativo”.
“No vas a eliminar a Maduro con 300 hombres hambrientos y sin entrenamiento”, advirtió Ephraim Mattos, un ex SEAL de la Marina de los EE.UU. responsable de entrenar a algunos de los posibles combatientes en medicina táctica.
Mattos había interactuado con los voluntarios de la incursión, que planificaban una operación de tres semanas con 320 rifles de asalto M4, un lanzacohetes antitanque, botes, un millón de dólares en efectivo y gafas de visión nocturna de última generación. Los suministros aparecen en un documento, cuyos metadatos apuntan a que fue creado por Goudreau.
En horas recientes, el gobierno de Maduro dijo haber frustrado un intento de ataque marítimo por las costas del puerto La Guaira, litoral de Caracas. En el enfrentamiento, según funcionarios chavistas, resultaron abatidos ocho de los presuntos agresores, mientras que varios fueron heridos y detenidos tras el intercambio.
El líder del partido socialista y aliado de Maduro, Diosdado Cabello, reveló que uno de los supuestos atacantes un desertor de las fuerzas armadas venezolanas, el capitán Robert Colina, apodado “Pantera”, quien trabajaba como jefe de seguridad del exministro chavista Andrés Izarra, cuando este estaba al frente de la cartera de Comunicación e Información.
El líder chavista además vinculó a los atacantes con Cliver Alcalá, un general de división retirado del Ejército de su país, señalado por ser el cabecilla de los desertores militares venezolanos.
Alcalá, sancionado por Estados Unidos en 2011 por presuntamente suministrar misiles tierra-aire a las guerrillas de las FARC en Colombia a cambio de cocaína, fue acusado en marzo —junto con Maduro— de ser uno de los capos de una conspiración “narcoterrorista” que podría haber enviado 250 toneladas de cocaína a Estados Unidos cada año.
En la actualidad, Alcalá está bajo custodia federal en Nueva York a la espera de un juicio, luego de entregarse en Colombia, donde vivía desde 2018.
Estados Unidos lidera una campaña para presionar la salida de Maduro del poder, acusándolo hoy de narcotraficante y ofreciendo una recompensa de $15 millones por su arresto y otras sumas millonarias por personas cercanas a la cúpula del chavismo en Venezuela.
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