Las cenizas del venerable Ismael Sené Alegret (historiador, hombre y amigo) fueron esparcidas hace poco en el diamante del estadio Latinoamericano, como era su voluntad de devoto industrialista.
Reunidos alrededor del plato en el parque del Cerro, familiares y contertulios del Dios de Bronce del béisbol insular intercambiaron nostalgias, reflexiones y lágrimas en un tributo que cerró con la propagación del polvo de sus huesos en medio de los acordes de su tema preferido, Take Me Out to the Ballgame.
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Facundo, sarcástico, vehemente, memorioso y notablemente lúcido, las apariciones televisivas de Sené lo habían convertido en referente inevitable a la hora de hablar del máximo pasatiempo del país. Era miembro de la Society for American Baseball Research (SABR), y a los 82 años aún sabía disfrutar cada juego con delectación de niño.
Paradójicamente, el mismo día que viera la luz en 1853 el gran José Martí, sus amigos despidieron para siempre a este otro gigante de la cubanía. De ahora en adelante, sus restos serán parte de cada desafío que allí se escenifique, y no habrá viento o lluvia suficientes para sacarlos de la tierra del box y del home plate.
Alguna vez me dio este Equipo Ideal de las Series Nacionales, que en su momento publiqué en estas mismas páginas.
Receptor: Ariel Pestano.
Primera base: Antonio Muñoz.
Segunda base: Antonio Pacheco.
Tercera base: Omar Linares.
Torpedero: Germán Mesa.
Jardinero Derecho: Luis Giraldo Casanova.
Jardinero Central: Víctor Mesa.
Jardinero Izquierdo: Frederich Cepeda.
Bateador designado: Orestes Kindelán.
Lanzador derecho: Braudilio Vinent.
Lanzador zurdo: Faustino Corrales.
Relevista: Raúl López.
Manager: Ramón Carneado.
Mientras, en otra ocasión me ofreció las siguientes respuestas.
Tu equipo del alma
Regla en Cuba y Cincinnati en Grandes Ligas. El primero, porque ahí nací yo. El otro, porque por la época en que era estudiante, el Cinci tenía a un jugador que se llamaba Ted Kluszewski, el cual jugaba con las mangas recortadas y lucía una gran musculatura que lo convirtió en un modelo a imitar por los muchachos.
El mejor bateador que ha existido
Babe Ruth.
El pitcher más extraordinario
Whitey Ford, que siempre ganaba los juegos difíciles.
El fildeador más sensacional
Willie Mays.
El juego más emotivo que presenciaste
Nunca me emocioné más que en un juego entre Industriales y Guantánamo. Yo estaba en el estadio y hasta me temblaron las piernas. Pitcheaba Hinojosa por los guantanameros con el Latino repleto, y Stayler Hernández vino con el gane en sus muñecas. Pero ocurre que en ese momento Urgellés –que llevaba tiempo fuera de juego por lesión- salió del dugout y todo el mundo empezó a corear su nombre. Justo en ese instante, Stayler dio un jonrón que definió el partido, y aquello fue locura. Ese es el momento más emocionante que he vivido en la pelota.
El estadio más impresionante en que has entrado
El viejo Yankee Stadium.
El pelotero que más has venerado
Mickey Mantle. Pero también Manuel Hurtado.
El momento más importante de la historia del béisbol
El paso de Ruth de Boston a los Yanquis.
El error más costoso
La venta de Ruth.
El sueño que nunca se te cumplió
Estar en el estadio y ver ganar a los Rifleros de Regla la Liga Nacional Amateur.
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