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El pastor evangélico Alain Toledano Valiente, miembro de la Red Sendas de Justicia de la Isla, le envió una carta al secretario del Partido en Santiago de Cuba, Lázaro Expósito Canto, exigiéndole que cese la represión del gobierno contra él y que le devuelvan las tierras que le fueron arrebatadas por el régimen en 2016.
En la misiva, la segunda que envía al dirigente en menos de tres meses, el ministro religioso reclama las tierras que le expropiaron injustamente, o que al menos le entreguen nuevas áreas en otro lugar, reveló en entrevista con Martí Noticias.
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“Nos quitaron [las tierras] supuestamente para un proyecto comunitario, y no hay ningún proyecto comunitario; lo que hay ahora es un montón de yerba. Los vecinos han ido y han cercado el lugar donde nosotros vivíamos, lo están usando, y por ahí no se ha aparecido el gobierno para reclamar”, precisó.
El incidente ocurrió en febrero de 2016, cuando Toledano se encontraba de visita en Estados Unidos. Entonces agentes de policía y representantes de organismos estatales le demolieron la casa y el templo, situados en el reparto Abel Santamaría, conocido como Micro-3.
En la primera carta, remitida el 21 de octubre, el líder evangélico denunció que a finales de julio, cuando debía viajar a Estados Unidos, en el Aeropuerto Antonio Maceo le informaron que tenía una limitación de salida, sin explicarle el motivo.
“He solicitado respuesta por escrito, pero esta no ha sido respondida; solo me fabricaron un delito, acusándoseme por los cultos que doy hace más de 20 años, lo cual ahora lo usan en mi contra”, escribió.
También relató que en septiembre el jefe de la tercera unidad de la policía lo amenazó con encausarlo por el delito de desobediencia.
Ese mes Toledano fue visitado por Mara Tekach, encargada de Negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana, quien se interesó por el acoso que sufren él y su ministerio.
Pero los ataques no han cesado desde entonces. Según el pastor, durante los últimos cinco meses ha sido interrogado 12 veces y ahora está en espera de juicio. Él mantiene su decisión de no exiliarse y de seguir trabajando por la libertad y la justicia del pueblo cubano.
En su primera carta a al secretario del Partido expresó: “No soy un delincuente, y mi disgusto es por ver todos los abusos que cometen los que cargan un puesto de autoridad y gozan de impunidad. Soy un hijo de Dios, no soy el enemigo…”.
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