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La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC, por sus siglas en inglés) denunció los cambios introducidos por el régimen de la isla en la metodología represiva aplicada en los últimos tiempos.
En un reciente comunicado, la FHRC llama a que organizaciones internacionales y de la sociedad civil que monitorean las violaciones en Cuba, rediseñen sus estrategias para dar seguimiento a las “nuevas herramientas de la represión”.
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Las detenciones se han reducido de 9 942, en 2016, a 2 873, en 2018, según datos compilados por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, citados por la FHRC.
Sin embargo, la reducción se debería a la mayor eficacia de las denuncias a través de las redes sociales, de forma combinada con un aumento de bases de datos personalizadas con información sobre los represores, “lo que ha provocado ya condenas y sanciones internacionales, así como la deportación de algunos de ellos que se habían establecido en EE.UU.”.
Según la FHRC, la estrategia del régimen en los últimos tiempos, por tanto, ha sido mantener el control represivo, pero atenuando la "exposición pública".
Ello ha implicado el aumento de la figura de los llamados “regulados”, que conlleva el bloqueo de salidas del país para eventos o cursos, y el recrudecimiento de medidas administrativas contra personas que no militan en organizaciones opositoras, pero que son consideradas incómodas para el Gobierno.
Otra estrategia aplicada es que activistas y opositores sean retenidos en sus domicilios, para impedir su participación en actividades públicas o cualquier tipo de movimiento civil.
También se han incrementado las condenas a prisión de opositores a partir de la fabricación de delitos comunes, mientras que aumentaron las presiones y amenazas para que activistas y opositores abandonen el país ante el creciente riesgo de ir a prisión.
Frente al nuevo panorama, la FHRC pide que las metodologías empleadas en la recopilación y registro de las violaciones se rediseñen de cara a la nueva realidad.
Llama a un registro exhaustivo del número de personas inmovilizadas en sus domicilios de forma ilegal y arbitraria; personas con restricciones de movimiento en el territorio nacional o de salir del país; casos criminalizados bajo supuestas causas comunes y/o aplicando la llamada “peligrosidad social preventiva”, y sancionados administrativos.
La organización insta también a facilitar el acceso de la población y de opositores al conocimiento sobre cómo y dónde pueden denunciar a sus represores. En este sentido llama, igualmente, a aumentar las bases de datos sobre los represores, y a que esa información sea ampliamente compartida.
Tras la denuncia de esas personas, pide que los señalados sean sancionados internacionalmente -junto a sus familiares cercanos- a través de métodos como la negación de visados y la prohibición de remesas.
La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba se presenta en su web como una organización sin fines de lucro, "establecida en 1992 para promover una transición no violenta a una Cuba libre y democrática mediante la potenciación de la sociedad civil independiente en Cuba".
FHRC mantiene un contacto regular con los defensores de los derechos humanos y activistas cívicos que trabajan para el cambio en Cuba a través de medios no violentos.
Algunas de esas personas son presos de conciencia y sus familiares, periodistas independientes y blogueros, activistas culturales, así como miembros de sindicatos independientes y de sectores marginados.
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