La historia de Ileana Casquero López, según la contó a la columna Acuse de recibo del diario oficialista Juventud Rebelde, no solo es desesperante sino que merece un poco de atención.
Cuenta esta residente en la comunidad de Tacajós, perteneciente al municipio Báguanos, en Holguín, que desde hace por lo menos tres años ha estado solicitando un subsidio estatal para reparar su vivienda, la cual asegura se encuentra en pésimas condiciones.
Aun cuando no tiene los recursos económicos que se necesita para llevar a cabo este tipo de mantenimiento, de ser madre soltera, de recibir un salario modesto, que su hijo está en el Servicio Militar y padecer una serie de enfermedades, le han comunicado que no clasifica para este tipo de beneficios estatales.
Ha acudido también a las máximas autoridades de su municipio, quienes aprueban este tipo de subsidio, para recibir una respuesta a su petición, sin embargo no ha sido así.
“Yo sé que hay otras solicitudes, manifiesta, pero en tres años creo que se debiera valorar mi situación”, se queja Casquero López.
Holguín, según datos públicos del 2018, tiene un déficit habitacional de una 115 mil viviendas, convirtiéndose así en la segunda provincia del país con mayor problemas en este asunto.
El tema de la vivienda, uno de los talones de Aquiles de la sociedad cubana, es una asignatura pendiente del Estado ya que no solo viven en un mismo hogar más de dos generaciones, sino que darle mantenimiento a estas viviendas es sumamente costoso y difícil.
Aun cuando el país ha adoptado una serie de medidas que tienen como propósito hacer más viable el acceso de los ciudadanos a los materiales de la construcción, y hacer más asequibles los precios de los mismos, la ineficiencia productiva de aquellas industrias que deben garantizarlos no es favorable para los ciudadanos.
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