Rodeados de una piscina de excrementos: así viven vecinos de edificio en Alamar

Llevan meses esperando una solución de la Empresa de Saneamiento Básico de La Habana

Edificios de Alamar, La Habana © Wikimedia Commons / Alexander Berezhnoy
Edificios de Alamar, La Habana Foto © Wikimedia Commons / Alexander Berezhnoy

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Este artículo es de hace 5 años

En el edificio 739, Zona 23, en Alamar, vive Sergio I. Chávez. Este cubano ha denunciado a través de la prensa cubana una situación que le afecta a él y al resto de los vecinos de su comunidad.

Hace unos dos años se tupió una tubería de aguas albañales y las aguas negras se empozaban en uno de los apartamentos contiguos. Cuando llamaron a la empresa de saneamiento encargada de esas labores, les dijeron que no tenían botas de goma para meterse en esa suciedad.


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El dueño del apartamento afectado en ese entonces tomó una medida drástica: romper la tubería para que evacuara toda esa suciedad en el sótano del edificio.

Cuenta Sergio en su misiva que el sótano se convirtió en una piscina de excrementos y que esa putrefacción ya está llegando a los bajos de su apartamento.

Se propuso intentar resolver la situación y en febrero pasado fue a la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV). Le tomaron los datos, pero a los tres meses no había recibido respuesta aún. Volvió a reportar la situación y el pasado 19 de agosto, aun sin resolución a su queja, volvió a la DMV exigiendo respuestas.

La excusa que recibió en esta oportunidad fue que como no existían medios para acometer tales empeños ellos solo pagaban el trabajo cuando les llegaba la factura. “Ellos trasladan el problema y ya” dice.

Luego le orientaron llamar a una tal Laritza, que lo reorientó a la Unidad Básica de Saneamiento, en Mantilla, para que él averiguara por qué no habían solucionado el problema.

“¿Cómo es posible que un funcionario pueda trabajar de espaldas al pueblo, para el cual el Estado le paga un salario? ¿Para qué sirve entonces el eslabón obligatorio de reportar allí los problemas, si ellos no toman acción ninguna en los mismos?” se pregunta Sergio.

Tampoco entiende qué papel juega la DMV en esta situación, si él tiene que “montear a título personal” la solución del problema.

“Estoy clamando por una solución rápida, lógica y con apego al respeto que merecemos los cubanos por nosotros mismos”, agrega.

Por último, Sergio clasifica de increíble que por culpa de algunos funcionarios inconscientes los recursos del Estado no sean destinados a mejorar la situación de los cubanos.

En agosto también se conoció el caso de un salidero de aguas albañales en un edificio multifamiliar de La Lisa, que tampoco había recibido respuesta por parte de las autoridades locales ni de las entidades encargadas de solucionar este problema.

Mientras todo esto acontece en La Habana, la Empresa de Saneamiento Básico celebra en las redes sociales logros que no se ven y publica fotos de reconocimientos a funcionarios y trabajadores, cuando la población demanda con urgencia de sus servicios.

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