Brigada Venceremos: Laboratorio de la inteligencia cubana en Estados Unidos

Un informe del FBI indicó que brigadistas estadounidenses fueron entrenados en el uso de armas y en técnicas de guerrilla por militares cubanos.

Fundadores de la Brigada Venceremos Foto © ACN / Omara García Mederos

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Este artículo es de hace 5 años

La formación de la Brigada Venceremos, una avanzada de movilización política a favor de la revolución de Fidel Castro en Estados Unidos, fue una misión estratégica de la inteligencia cubana.

A comienzos de julio de 1969, inmediatamente después de haber finalizado la convención nacional de Students for a Democratic Society (SDS), en Chicago, unos 30 jóvenes activistas de ese movimiento fueron invitados a visitar Cuba. Se daban los toques finales para la participación de la naciente Brigada Venceremos en la Zafra de los Diez Millones, próxima a iniciarse en la isla.


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El grupo estuvo compuesto por elementos ultraradicales, determinados a llevar adelante un proceso de profundización de la batalla política y social dentro de Estados Unidos, lo que conllevaría al incremento de la violencia y el terror del proyecto revolucionario que enarbolaban bajo la consigna de “Bring the War Home”. Es decir, traer la lucha armada al territorio estadounidense. Estas posiciones habían conducido prácticamente al colapso del SDS durante la convención de Chicago, celebrada del 18 al 22 de junio.

Días después, La Habana acogía a los representantes más beligerantes del movimiento.

Entre las figuras más destacadas estaban Bernardine Dohrn, fundadora de la organización de perfil terrorista Weatherman, y miembro de su comité central; Carl Davidson, Theodore Gold, Eleanor Raskin, Dionne Donghi, Peter Clapp, David Millstone, Christopher “Kitt” Bakke, Diana Oughton, Robert “Bo” Borlingham, Howard “Jeff” Melish, Gerry Long, Edward “Corky” Benedict, Jane Spielman y Mary Wozhiak.

El viaje a Cuba también perseguía el propósito de darles seguimiento a sendos encuentros que habían tenido lugar en Bratislava, Checoslovaquia, en noviembre de 1967, y en Budapest, Hungría, en septiembre de 1968, con la asistencia de activistas del SDS y representantes de la República Democrática de Vietnam del Norte y del Frente Nacional de Liberación (FLN) de Vietnam del Sur. El objetivo planteado fue la lucha por intensificar el sentimiento en contra de la guerra en Vietnam dentro de Estados Unidos.

En Cuba, por supuesto, también se reunirían con funcionarios de Vietnam del Norte y representantes del Gobierno Revolucionario Provisional (GRP) de Vietnam del Sur. Pero a diferencia de los encuentros anteriores, liderados por dirigentes nacionales de la Nueva Izquierda, a solicitud de los vietnamitas, el grupo de jóvenes norteamericanos fue integrado esencialmente por activistas radicales de las localidades.

Las reuniones tuvieron lugar por ocho días con la participación de funcionarios del Partido de los Trabajadores de Vietnam del Norte y del Partido Revolucionario Popular de Vietnam del Sur (ambos comunistas), y representantes de organizaciones de mujeres, periodistas, profesores y del Comité Vietnamita de Solidaridad con el Pueblo Americano. En el encuentro que sostuvieron con Huynh Van Ba, representante del GRP de Vietnam del Sur, su recomendación fue clara: a la hora de reclutar no se debían fijar tanto en quien hablara mejor, sino en quien peleara con más saña contra la policía.

Las reuniones sostenidas con dirigentes cubanos y vietnamitas en La Habana cimentaron la convicción en los jóvenes estadounidenses de la validez de adoptar la lucha armada como el método correcto en las condiciones existentes en las calles y ciudades de Estados Unidos. Así se vincularían los objetivos de lucha dentro de la nación americana con los reclamos y batallas del Tercer Mundo, haciéndolos parte integral del internacionalismo revolucionario en contra del enemigo común: el Imperialismo Americano. De hecho, quedó establecido el compromiso de de “Bring the War Home" del grupo Weatherman.

Entre las notas y reflexiones que sobre esos encuentros apuntó Bernardine Dohrn: “Patear traseros es el principal mensaje que traemos de vuelta de nuestras reuniones. Algunas personas dicen que ahora debíamos estar luchando por acabar la guerra, y patear traseros es para más adelante. Construir un movimiento revolucionario es para más adelante. Mentira. Luchar para acabar la guerra, para traerla a casa, es lo mismo que construir un movimiento revolucionario. Tiene que ver con los mismos objetivos: llegar a más sectores oprimidos de la juventud, desarrollar una lucha militante con un claro enfoque internacionalista, preparar cuadros políticos en una verdadera fuerza de combate. Eso es lo que necesitamos hacer para organizar al pueblo blanco a que contribuya a aplastar al imperialismo”.

Al regreso a Estados Unidos, los enfrentamientos de estos activistas con las fuerzas del orden serían cada vez más violentos, bajo la impronta de la radicalización. A finales de agosto de 1969, algunos de los miembros participantes dieron una conferencia de prensa en Nueva York para hacer públicas las informaciones que sobre la marcha de la guerra en Vietnam recibieron durante su visita a Cuba. Además, dieron a conocer la convocatoria para realizar una “Acción Nacional” en Chicago, del 8 al 11 de octubre de 1969, con el objetivo de demostrar el rechazo del pueblo estadounidense a la guerra.

Los estragos causados en Chicago durante esos cuatro días de alboroto dejaron una estela de daños materiales y cientos de arrestos, conocidos como los “Días de Furia”. A partir de ese momento, numerosos dirigentes y activistas del Weatherman se convirtieron en fugitivos de la justicia y pasaron a la clandestinidad para poder continuar sus violentas acciones en todo el país. Otros que huyeron de Estados Unidos contaron con la ayuda de oficiales de la inteligencia cubana en las misiones diplomáticas de Nueva York, Canadá y México, quienes no solo les facilitaron las salidas ilícitas del país y las reentradas cuando lo consideraran, sino que además les propiciaron la obtención de refugio en el extranjero, en ocasiones en la propia Cuba.

La Zafra de los Diez Millones fue iniciada oficialmente por Fidel Castro el 27 de octubre de 1969 y se extendió hasta mediados de 1970. Dos contingentes de la Brigada Venceremos permanecieron en los cortes de caña alrededor de dos meses y medio, instalados en un campamento en las cercanías del pueblo de Aguacate, en la provincia de La Habana. El lugar fue acondicionado y estuvo bajo la responsabilidad administrativa del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), que además tuvo a su cargo la programación y el desarrollo de las actividades colaterales durante las noches y fines de semana, así como viajes recreativos por la isla.

El primer grupo de la Brigada Venceremos viajó a Cuba en noviembre de 1969 y estuvo compuesta por 216 voluntarios. Formando parte del grupo de avanzada viajaron unos 12 miembros del SDS, encabezados por Julie Nichamin. La mayoría de ellos devendrían activistas de la organización terrorista Weatherman Underground Organization (WUO).

Un segundo grupo de brigadistas llegó a Cuba en febrero de 1970 con más de 687 participantes, entre ellos importantes miembros del SDS/WUO. La parte cubana supo del viaje de los activistas del WUO, ya que fueron informados por Mark Rudd y John Jacobs, quienes mantenían un contacto habitual con la misión cubana ante la ONU, en Nueva York, y habían viajado ya a La Habana en febrero de 1968.

Los brigadistas se albergaron conjuntamente con una delegación cubana de unos 45 miembros, con amplia incorporación de trabajadores del ICAP. El resto de la contraparte cubana estuvo compuesto por jóvenes que dominaban el idioma inglés y procedían de distintos centros universitarios y organismos del Estado. La selección de los participantes corrió a cargo del Ministerio del Interior (MININT) a través de altos mandos de la Dirección General de Inteligencia (DGI).

La responsabilidad de la orientación política y, por supuesto, la conducción del trabajo de inteligencia -objetivos centrales de la presencia este contingente de jóvenes norteamericanos en Cuba- estuvieron en total control de la DGI. La dirección de la delegación cubana se encomendó a Julián Enrique Torres Rizo y Georgina Chabau Montalvo, ambos oficiales de la DGI; “El Negro” Letrán, jefe del Departamento de Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá en el ICAP; y Manuel Lee Lam, quien atendía la sección de Estados Unidos en ese departamento.

La presencia en Cuba de estos jóvenes respondía al interés del régimen cubano de influir ideológicamente en ellos de manera directa. La contribución de ellos a la zafra, como la realidad demostró, fue más que nada simbólica. No solo por el desconocimiento y la inadecuada preparación física y técnica para realizar una labor manual tan difícil, sino, porque su estancia en la isla estuvo cargada de conversatorios, conferencias e intercambios con funcionarios gubernamentales durante las noches, como parte del adoctrinamiento a que fueron sometidos. Los fines de semana y las dos últimas semanas de la estancia fueron utilizadas para realizar visitas a lugares de interés político y social que complementaban el propósito de inculcarles una imagen idealizada del socialismo en la isla, acorde con los objetivos estratégicos de inteligencia.

Participé como miembro de la delegación cubana que compartió faenas laborales con el primer contingente, y asistí a la mayoría de las actividades colaterales realizadas por las noches y los fines de semana. Sucedió que durante el día, a algunos de los trabajadores del ICAP se nos envió a cortar caña con la brigada del organismo, cuyo campamento se ubicaba muy cerca del de la Brigada Venceremos, con la intención de coadyuvar al cumplimiento de las metas productivas del ICAP y matar así dos pájaros de un tiro: dar un aporte real a la zafra al tiempo que participábamos en el “matraqueo” de los brigadistas estadounidenses (obtener información a espalda de los participantes).

La DGI tenía en el campamento su propio puesto de mando, con cinco o seis oficiales encargados de dirigir el trabajo operativo. Los brigadistas estadounidenses eran repartidos entre la delegación cubana, cuyos integrantes estaban obligados a rendir diariamente un reporte escrito sobre informaciones especificas de la persona asignada. Se exigía obtener informaciones de todo tipo sobre cada uno de los brigadistas participantes: estudios cursados, si trabaja o estudia en su país, empleos que haya tenido, su proyección en la vida, sus opiniones y actividades políticas, sus padres, familiares, amigos y conocidos, así como realizar un perfil de su carácter, sus gustos e inclinaciones, y si viajaba con regularidad fuera de Estados Unidos.

Sobre la base de la información que día tras día se iba obteniendo, la DGI orientaba profundizar en una u otra dirección, precisando el nivel de disposición de los extranjeros a colaborar con el régimen cubano. Cuando alguna persona evidenciaba la posibilidad de un trabajo más profundo, se le encargaba su atención directa al personal del ICAP, quienes por tener cierto nivel de especialización en semejantes menesteres, trabajaban para lograr un acercamiento y mayor compenetración de carácter profesional.

No sería ocioso enfatizar que con propósito se explotaron al máximo las afinidades personales y en ocasiones hasta las atracciones sexuales y amorosas que en el intercambio diario surgieron entre los brigadistas extranjeros y el personal cubano. Tuve conocimiento de varios casos de norteamericanos que durante su estancia en Cuba como integrante de la Brigada, fueron reclutados por la DGI y salieron con tareas concretas para ejecutar a su regreso a Estados Unidos. En general, la casi totalidad de los brigadistas expresaban su disposición a contribuir con la divulgación de los "logros de la revolución" y a cooperar en todo lo que fuera posible para "romper el bloqueo con el que el imperialismo norteamericano pretende ahogar al país", asumiendo los estandartes de la propaganda oficial.

Desde 1969 la Brigada Venceremos se ha mantenido enviando un contingente a la isla todos los años. La organización de estos contingentes dentro de Estados Unidos dejó de recaer en sus primeros organizadores, pues muchos de ellos desembocaron en posturas extremas contra el “establishment" y se vieron envueltos con la justicia estadounidense.

Cuando la organización terrorista Weatherman pasó a la clandestinidad, a principios de 1970, cambiando su nombre a Weatherman Underground Organization (WUO), los oficiales de la DGI en la misión cubana en Naciones Unidas tuvieron que trabajar arduamente para que la vigencia de la Brigada Venceremos se mantuviera a flote, logrando mantener con vida un Comité Nacional de la agrupación. A partir de ese momento, este Comité descansó en la figura de Sandra Levinson, participante del primer contingente de 1969. Levinson logró organizar una estructura organizativa en varias ciudades estadounidenses, lo que ha permitido garantizar año tras año la presencia de al menos un centenar de jóvenes en la isla.

Aunque las condiciones en Estados Unidos han cambiado considerablemente, los objetivos operativos de la DGI con la Brigada Venceremos siguen invariables. La experiencia ha resultado provechosa en extremo para el régimen cubano, que la sigue empleando además como instrumento de manipulación propagandística, como evidencia esta información publicada en el diario Granma, el 23 de julio de 1999: "Constituida a finales de 1969, a través de la Brigada Venceremos han desafiado el bloqueo y las restricciones de viajes a la isla más de 7,000 norteamericanos".

Pero las ramificaciones de la penetración cubana a través de la Brigada Venceremos van mucho más lejos.

En agosto de 1976, después que el Departamento de Justicia abriera una investigación criminal contra agentes federales por supuestas irregularidades cometidas en sus intentos por apresar a fugitivos de la organización terrorista WUO, el FBI elaboró un informe confidencial de 400 páginas, con el propósito de demostrar que los miembros de ese grupo, vinculado a miembros de la Brigada Venceremos, actuaban como agentes secretos al servicio de potencias extranjeras. De los pocos ejemplares que se hicieron, el periódico The New York Times logró obtener una copia, de la que hizo públicos algunos de sus principales aspectos (“FBI asserts Cuba aided Weathermen”, Octubre 9, 1977).

El documento fue elaborado a partir de informaciones obtenidas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y varios servicios de inteligencia extranjeros, oficinas de policía de Estados Unidos y de otros países, reportes de escucha electrónica y de informantes confidenciales. Entre los principales aspectos dados entonces a conocer se destacan:

  • Tres años antes de que miembros militantes de los Students for a Democratic Society (SDS) se separaran para fundar la Weather Underground Organization en 1970, oficiales de inteligencia norvietnamitas y cubanos ya influían con estrategias radicales en contra de la guerra a través de reuniones que eran sostenidas fuera de Estados Unidos. Muchas de estas reuniones tuvieron lugar en países comunistas, entre los que se hallan Hungría, Checoslovaquia y Viet Nam del Norte.
  • El contacto en Estados Unidos era establecido a través de un grupo de oficiales de inteligencia asignados al personal de la misión cubana ante la Organización de Naciones Unidas en Nueva York. Estos oficiales se encargaron de que a muchos jóvenes se les inculcara fervor revolucionario y, en ocasiones, se les entrenó en el uso de armas a través de militares cubanos que trabajaban con las Brigadas Venceremos.
  • Un número muy limitado de miembros de la Brigada Venceremos ha sido entrenado en técnicas de guerra de guerrilla, las que incluyen el uso de armas y explosivos. Este tipo de entrenamiento se ha dado exclusivamente a individuos que específicamente lo han solicitado, y los cubanos están seguros que no se trata de una penetración de agentes de la inteligencia norteamericana.
  • El contacto con los oficiales cubanos en Estados Unidos tuvo lugar en la misión de Cuba ante Naciones Unidas, localizada en la East 67th Street en Manhattan.
  • Después que los miembros de la Weather Underground Organization pasaron a la “clandestinidad” en 1970 y muchos de ellos eran buscados por el FBI acusados de actividades delictivas, oficiales cubanos de inteligencia de la misión cubana ante Naciones Unidas en Nueva York y de la embajada cubana en Canadá, se mantuvieron en contacto con ellos.
  • Oficiales cubanos de inteligencia auxiliaron a varios miembros del Weather Underground Organization que temían ser arrestados, para que viajaran a Praga, Checoslovaquia, y luego entraran nuevamente a Estados Unidos de forma ilegal.

Entre los aspectos de mayor importancia que confirma el informe del FBI es la labor de la inteligencia cubana en Estados Unidos es el reconocimiento de que los objetivos de los oficiales de inteligencia de la DGI no siempre eran los mismos que los de la joven membresía de la WUO.

Basándose en informaciones de ex oficiales de la DGI, el reporte añade además que los oficiales de la inteligencia cubana están "particularmente ansiosos" por reclutar norteamericanos que hayan tenido contactos políticos o hayan estado directamente relacionados con funcionarios del gobierno de Estados Unidos.

El papel de la DGI en la organización de las Brigadas Venceremos estuvo siempre enfocado en una tarea que avizoró Fidel Castro desde los albores de su revolución: el reclutamiento de personas políticamente orientadas y que algún día podrían obtener una posición ventajosa dentro del gobierno de Estados Unidos. El fermento vertido por los brigadistas tiene ejemplos bien representativos en estos años en los casos de espionaje castrista del ex funcionario del Departamento de Estado, Walter Kendall Myers, y su esposa, Gwendolyn Myers; y de la analista principal de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA) en el Pentágono, Ana Belén Montes.

* Edgerton I. Levy fue la pieza clave para el desmantelamiento de la Red Avispa, la mayor organización de espionaje cubano en la historia de Estados Unidos. Fue entrenado por la Dirección de Inteligencia de Cuba para cumplir misiones como el agente Ariel en el sur de la Florida, pero tras su llegada en 1993 trabajó en realidad como informante encubierto del FBI. Su conocimiento de la Brigada Venceremos está fundamentado en los años en que fungió como especialista de la sección de Asia en el ICAP, entre1968 y 1979.

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Edgerton I. Levy

Profesor y exagente de la Dirección de Inteligencia del MININT. Fue la pieza clave para el desmantelamiento de la Red Avispa en Estados Unidos. Enviado como el agente Ariel al sur de la Florida, colaboró con el FBI desde 1993.


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