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En una sensacional actuación, el boxeo cubano estuvo perfecto en sus cuatro combates finales de este viernes en el Coliseo Miguel Grau para llegar a ocho medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Osvel Caballero, Andy Cruz, Arlen López y Erislandy Savón subieron a lo más alto del podio de premiaciones y redondearon un gran resultado del pugilismo antillano, que superó por dos los seis títulos alcanzados en la cita multideportiva de Toronto 2015.
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Cada uno tuvo su historia, aunque el menos experimentado fue quien se robó los reflectores de la cartelera, con una presentación exquisita, muy digna de elogios. Caballero, de los 56 kilogramos, se mostró rápido, incisivo, exacto, sin nervios y sobrado desde el punto de vista físico para superar al estadounidense Duke Ragan, que para nada es un desconocido, pues ostenta el subtítulo mundial de la división desde el 2017.
Vestido de azul, el mayabequense demostró que será un hueso duro en el peso olímpico (57) camino a Tokio y que Lázaro Álvarez deberá andar fino, porque el muchacho de 24 años continúa en ascenso y puede dar pelea.
Andy, por su parte, no tuvo su mejor noche, si bien dominó sin contratiempos. El matancero no contó con la efectividad que le caracteriza y sus movimientos no fueron tan fluidos ante el igual estadounidense Keyshawn Davis, en los 64 kilos.
Considerado el mejor boxeador cubano de la actualidad, Cruz derrotó por puntos al fajador norteamericano para convertirse en bicampeón panamericano tras ganar en los 56 hace cuatro años en Toronto.
Uno que se va encontrando a sí mismo es el campeón olímpico de Río 2016, Arlen López, quien después de lucir errático en Barranquilla tuvo el apoyo del cuerpo de entrenadores, que lo mantuvo como primera figura, a pesar del empuje del yumurino Osley Iglesias.
López puso toda la carne en el asador en el último asalto para vencer cerradamente al joven brasileño Hebert W. Carvalho en los 75 kilogramos. El cubano impuso su tren de golpeo en los planos bajos y cumplió su propósito en la capital peruana.
La polémica de la noche llegó en los 91 kilos, con el combate entre Erislandy Savón y el ecuatoriano Julio C. Castillo, quien no se amilanó ante el rey universal y muchos deben pensar que la victoria la mereció mucho más el sudamericano.
Pasivo como en sus últimos eventos internacionales, Savón no supo aprovechar su mayor estatura para mantener la distancia y Castillo, ni corto ni perezoso, le endosó cuantas veces quiso su mano derecha en forma de swing. Tal vez, el último minuto resultó salvador para el cubano pues logró conectar en par de ocasiones su jab y otros tantos ganchos entraron limpiamente al abdomen de su oponente.
A pesar de no haber sido un éxito del todo limpio y claro, Cuba mantuvo su dominio entre los pesados, ya que gana los 91 kilos desde que la división debutó en la cita de Caracas 1983. Aquella vez subió el centro del podio Aurelio Toyo, a quien luego siguieron notables figuras como Félix Savón (1987, 1991 y 1995) y Odlanier Solís (1999 y 2003), dos campeones olímpicos, así como el habanero Osmay Acosta (2007), el camagüeyano Lenier Peró (2011) y el propio Erislandy, con sus triunfos en 2015 y ahora en 2019.
Así, el boxeo cubano cumplió en Lima, al cerrar con ocho coronas, un subtítulo y una presea de bronce, por encima del 6-4-0 de Toronto. Una actuación que apoya muchísimo a la delegación nacional, que arribó a los 14 preseas doradas metiéndose en el lote de avanzada en la tabla por naciones, a la espera de deportes como la lucha, el atletismo, el judo y el remo.
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