La ilusión de los niños, e incluso de los adultos, no se pueden detener ni con una frontera de por medio y más si hay un cachumbambé que los una.
Así lo ha querido ilustrar un proyecto de unos arquitectos de Estados Unidos y México, justo en uno de los puntos donde se construye el muro entre ambos países.
"Un evento lleno de alegría, emoción y unión en la frontera. El muro se convirtió en un punto de apoyo literal para las relaciones entre EEUU y México", escribió Ronald Rael en su perfil de Instagram.
"Los niños y adultos se conectaron de manera significativa en ambos lados con el reconocimiento de que las acciones que tienen lugar en un lado tienen una consecuencia directa en el otro", agregó este mexicano, quien ideó este proyecto en 2010 junto a la estadounidense Virginia San Fratello.
Con el apoyo del colectivo mexicano Chopeke, estos arquitectos instalaron tres cachumbambés –como popularmente se le conoce en Cuba– en la valla fronteriza en Sunland Park, en el estado de Nuevo México (Estados Unidos) y Anapra, en Chihuaha (México).
Según el perfil público de una de las presentes, Kerry Doyle, directora del Rubin Center for the Visual Arts, el momento del juego fue "un acto de equilibrio aquí en la frontera ¡pero todavía nos estamos divirtiendo!”
Sus creadores llevaban desde hace casi una década con este idea que fue bautizada como Teeter Totter Wall, y pretende demostrar "los delicados equilibrios entre las dos naciones".
"Los mexicanos acuden a los Estados Unidos para encontrar trabajo, pero a menudo anhelan vivir cómodamente en su propio país. La industria y la agricultura de los Estados Unidos dependen de los grupos de mano de obra inmigrante, sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional, la Patrulla Fronteriza y los Servicios de Inmigración y Naturalización han hecho cada vez más difícil atraer mano de obra extranjera", apuntan en su página oficial.
Pese a que el muro fronterizo entre estos países es casi una obsesión para Donald Trump desde antes de llegar a la Casa Blanca, parte del mismo ya estaba construido.
Hace apenas una semana, la Corte Suprema de EE.UU. aprobó la utilización de $2.500 millones de dólares en su construcción.
Mientras tanto, proyectos como los de estos arquitectos muestran la "felicidad", "fraternidad" y "alegría" que pueden existir a ambos lados de la frontera, como señala su creadora.
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