El cubano Héctor Ramis Salgado tardará tiempo en olvidar su estancia en el hotel cinco estrellas Playa Vista Mar, en Cayo Las Brujas, al norte de la provincia Villa Clara.
Lo que tenía que ser una feliz estancia en compañía de familias y amigos, terminó convirtiéndose en una verdadera pesadilla, según explicó Ramis durante una entrevista con CiberCuba.
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Este joven, de 24 años y natural de La Habana, llegó al hotel el pasado 25 de julio junto a su padre, de 63 años, y su abuela, de 93 años. Su hermano y su cuñada, que se hospedaron junto a un niño de dos años, completaron la expedición familiar. Desde el primer día los problemas fueron continuos.
"Me quejé porque no tenía leche y el camarero me dijo que tenían poca leche y que la priorizaban para el café. En un hotel de cinco estrellas me pareció una falta de respeto"
"La habitación de mi hermano no tenía agua caliente, tuvieron que cambiaron de habitación nada más llegar. La mía me la entregaron cuatro horas tarde", detalla.
Pero la primera sorpresa desagradable llegó cuando acudió a la habitación. "Era una habitación triple que compartía con mi padre y mi abuela. Al llegar me di cuenta de que mi cama era un catre. Cuando voy a quejarme el personal me dijo que es la establecida para este tipo de habitación", explica.
A pesar de percatarse que no iba a poder descansar en condiciones, optó por seguir disfrutando de sus vacaciones y se marchó al bar del hotel a pedir una piña colada, que no sabía a nada. "Me quejé porque no tenía leche y el camarero me dijo que tenían poca leche y que la priorizaban para el café. En un hotel de cinco estrellas me pareció una falta de respeto", lamenta.
Largas colas en el desayuno
La estancia lejos de mejorar iba empeorando y los desayunos se convirtieron en un verdadero suplicio, con largas colas para el jugo y poco personal para atender a los huéspedes.
"Las personas se estaban quejando y no pasaba nada porque era cubanos, pero llegó un italiano y todo el mundo a correr. Todos se percataron de lo ocurrido y fue verdaderamente deprimente ver cómo eres discriminado por simplemente ser cubano"
"No había nadie dirigiendo aquello. Había una sección de pasta, pero no había queso en toda la mesa ni en todo el buffet. El restaurante buffet se servía la comida en un horario de 7 a 10 p.m, pero a las 8:50 ya no había comida", relata.
"Las personas se estaban quejando y no pasaba nada porque era cubanos, pero llegó un italiano y todo el mundo a correr. Todos se percataron de lo ocurrido y fue verdaderamente deprimente ver cómo eres discriminado por simplemente ser cubano", añade.
Según detalla Ramis no fue el único trato discriminatorio que él y su familia sufrieron en el hotel. El segundo día la familia se dispuso a hacer una reserva en un restaurante especializado para tener una nueva experiencia.
"Fue bastante vergonzoso, nos dijeron que para hacer una reserva debíamos hacer contratado en el hotel más de siete días. Habíamos llegado para estar cuatro días y tres noches, lo típico que reserva una familia cubana trabajadora porque más tiempo es más caro. En todo el tiempo que estuve no vi entrar a un cubano a estos restaurantes", señala.
"Díaz-Canel dijo que se debía tratar al cubano como a un extranjero"
"Nos sentimos discriminados, de hecho la propia política interna del hotel es discriminatoria. Díaz-Canel dijo que se debía tratar al cubano como a un extranjero porque todos tenemos los mismos derechos, pues en general el personal del hotel no hace casa a eso. El segundo día ya estábamos en atención al cliente", agrega.
Sin embargo las quejas al servicio de atención al cliente no valieron para nada, más bien al contrario. "La muchacha que estaba se dedicaba más a hacer la pelota que a resolver los problemas de los clientes", denuncia.
La falta de alimentos y el trato discriminatorio no fueron los únicos problemas que esta familia cubana tuvo que afrontar. Al agua verde de la piscina había que sumar que los teléfonos de la habitación no funcionaban y el servicio de limpieza no reponía ni el gel ni el champú. La única explicación que recibieron fue que esos productos se habían acabado.
"Llamé a recepción para pedir su reposición y me dijeron que enseguida se resolvería, pero la verdad es que nunca llegó la solución", lamenta.
Además de la familia, en este período también se hospedó en el hotel Playa Vista Mar un amigo de Héctor, que tampoco un buen recuerdo. En su caso se encontró con dos cucarachas en la habitación, las sabanas estaban machadas o estaba llenas de pelos de cualquier tipo. En dos noches no las cambiaron, solo las habían tendido y estirado.
Pidió reunirse con el director del hotel y fue ignorado
La culminación a una estancia aciaga llegó el último día, cuando Ramis pidió reunirse con el director del hotel para que conociera todo lo que había sucedido.
"Perdí media mañana hablando con la chica de atención al cliente para poder hablar con un directivo, me vio con tanto estrés que me dijo de ir al spa a que recibir un masaje. Le advertí que mi guagua salía a las tres y me garantizó que el transporte vendría a las cinco", recuerda.
"Mientras estábamos dándonos un masaje la guagua vino a las tres. Tuve que salir corriendo a decir que nos esperara porque tampoco habíamos preparado la maleta y tengo familiares mayores. Busqué a esta empleada para decirle el tremendo desastre que había organizado y, por supuesto, no pude hablar con el director", lamenta.
"Quería vivir una experiencia renovadora, pero mi estancia fue pésima y el trato discriminatorio"
Tampoco tuvo una buena experiencia con los servicios médicos del hotel después de que el domingo su cuñada sufriera mareos y angustia. Cuando acudió a pedir ayuda le comunicaron que los domingos no había médico. "Me dijeron que había un policlínico cerca y que si la cosa se complicaba buscarían un coche para llevarla. Por suerte no pasó nada, pero imagínate si llega a ser una emergencia", alerta.
El único deseo de este cubano es presentar una demanda contra el hotel tras gastarse cerca de 1.000 dólares. "Quería vivir una experiencia renovadora, pero mi estancia fue pésima y el trato discriminatorio", concluye.
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