Una vez más se confirma que los temores de los migrantes cubanos ante la violencia y la corrupción de las autoridades en el norte de México no son infundados.
Cinco cubanos fueron víctimas este junio de un secuestro en Ciudad Juárez con respaldo de la Policía Federal mexicana, informó El Diario.
Al parecer, bandas criminales de la ciudad están al tanto de que los cubanos tienen familiares en Estados Unidos y confían en que los parientes pagarán el rescate, como ocurrió en este caso.
Los migrantes se encuentran actualmente escondidos sin salir a la calle por miedo a tropezarse nuevamente con sus agresores. La prensa mexicana ha respetado el anonimato de los cubanos para evitar ponerlos en riesgo.
El caso salió a la luz luego de que se interpusiera una denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
“En la denuncia de los cubanos, con número de folio 61717/2019, sellada ayer por la Oficialía de Partes de la CNDH en la capital del país, narran que desde su llegada a Ciudad Juárez empezó la pesadilla”, se puede leer en el medio citado.
Los cubanos relataron en la denuncia cómo sucedieron los hechos. Según registra el documento, al abordar un taxi en la Central de Autobuses, apenas llegaron a Ciudad Juárez, fueron interceptados por una camioneta de la Policía Federal.
Uno de los dos agentes les preguntó por su país de origen. Estos respondieron que eran cubanos y los dejaron avanzar.
Justo después alcanzaron a ver cómo los policías le hicieron señas a otra camioneta blanca “tipo Suburban”. El vehículo tenía cristales oscuros e iba delante de ellos.
Una cuadra después, la camioneta blanca les interrumpió el paso. Dos hombres se bajaron con pistolas y los obligaron a meterse en el vehículo, tras ordenarles salir del taxi. Los amenazaron de muerte si intentaban escapar, mientras los transportaban agachados.
Los metieron a través de un portón a un cuarto diminuto y sucio donde había ropa ensangrentada.
Después de tres días secuestrados, los familiares pagaron 3 mil dólares por cada uno, según les informaron los propios agresores, y los dejaron en libertad bajo amenazas. Les aseguraron que estarían vigilados y les advirtieron que no denunciaran los hechos.
Incluso les dijeron que habían matado a otras personas porque sus familiares no habían pagado.
Los secuestradores han sido descritos por los migrantes cubanos en la denuncia. Uno fue definido como un joven de unos 18 años, “muy delgado de cabeza rapada, sin barba ni bigote, de estatura aproximada de 1.80 y con tatuajes de calaveras y cruces en la mano derecha”, según el medio citado. El otro tendría 20 años, alto, delgado, cabeza rapada y con tatuajes similares en la mano derecha.
Este lunes, un grupo de cubanos devueltos a esta misma ciudad por Estados Unidos para esperar por su trámite de asilo habló con el mismo periódico local y confesaron que temían por sus vidas. Dijeron que no querían buscar trabajo por el miedo a la violencia.
Hace apenas unas semanas, un cubano fue testigo de un doble asesinato en plena calle, en las cercanías del albergue donde permanece.
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