Yoani Sánchez Cordero ha tenido el acierto de lanzar una campaña entre los cubanos para pedir a ETECSA que baje sus tarifas y la guarita tardocastrista ha respondido emocionalmente con descalificaciones ideológicas y con la chusmería habitual que adorna a la movilización revolucionaria.
Al poner el dedo en una de las llagas más vergonzantes de la dictadura cubana, Yoani ha desatado la furia de los burócratas sectoriales de las telecomunicaciones en la isla y algunos otros exaltados en el mimetismo de calamar verde oliva con que actuan los CVPs de la finca Castro Ruz, S.A.
La dicotomía es una constante en la paradoja política del tardocastrismo, que niega a sus ciudadanos las mejoras que reclama y apoya en el mundo en nombre de la justicia y la solidaridad.
Tampoco hacía falta una reacción tan desproporcionada con esa abundancia de epítetos y hasta caricaturas que han lanzado desde las terminales mediáticas soportadas tecnológicamente por ETECSA. Con una carta de la presidenta de la entidad a la periodista indicando que los costes operativos de su compañía y las características del mercado de las telecomunicaciones en Cuba impiden una reducción de precios para el cliente, aunque la compañía haya visto incrementada su clientela, reajustado precios y lanzado ofertas en los últimos tiempos.
¿De veras que no habita nadie en el tardocastrismo con dos dedos de frente que sepa adecuar la respuesta a la objetividad del asunto planteado sin tener que descalificar e insultar a quien cuestiona y exige?
Ya sabemos que, a los ojos del régimen, Yoani fue agente de la CIA, luego asalariada del grupo de comunicación español PRISA y que sigue siendo quintacolumnista del imperialismo, pero nada de eso la invalida para ejercer sus derechos profesional y ciudadano a promover acciones que mejoren la vida de los cubanos.
Con tantos cargos a sus espaldas Yoani podía ser condenada a cadena perpetua o incluso fusilada alegando razones humanitarias, pero quizás no se hayan atrevido porque tendrían que actuar con igual contundencia frente a los miembros del buró político del Partido Comunista que han aceptado dinero de Carlos Prío, de la burguesía cubana prerevolucionaria, de la URSS, del exilio y de Venezuela, con tal de mantener su negocio.
Sería saludable que la guara mandante ordena a las subguaritas que eviten mezclar los asuntos, que vayan aprendiendo a distinguir lo razonable y que procuren no quedar en ridículo cada dos por tres pues tales aldabonazos causan risas en el mundo real y sonrojo entre los amigos solidarios con el naufragio.
Yoani nació en 1975, fue pionera, se crió en un barrio obrero y musical como Cayo Hueso y se graduó como filóloga en la Universidad de La Habana. Luego vivió un tiempo en Europa y a su regreso, ¡zas!, se convirtió en agente de la CIA. Hasta entonces no sabíamos lo frágil e ineficaz que es la educación revolucionaria.
La presidenta de ETECSA, Mayra Arevich Marin, es también una mujer cubana educada en el castrismo y contemporánea con Yoani Sánchez. Su desempeño con aciertos en las tareas revolucionarias la catapultan y, ¡zas!, llega a la presidencia de una importante entidad, pero al primer traspié se desordena Arevich, se desordena. Hasta entonces tampoco sabíamos lo frágil e ineficaz que es la educación revolucionaria.
Por tanto, hay más elementos que unen a varias cubanas que la política de separación temporal. Yoani se gana la vida con 14ymedio y Mayle se gana sus frijoles gestionando una empresa de servicios importantes para los cubanos de adentro y de afuera, bajo la atenta mirada de la Contra-inteligencia asignados a la cuenta de ETECSA.
Tildar a Yoani de mercenaria y guayabita porque recibe dinero extranjero además de injusto y desproporcionado, es riesgoso porque algún cubano distraído le puede dar un pronto y ponerse a calcular cuánto dinero aportan la CIA (vía financiación de opositores), los gusanos y los gusanieros a la cuenta de resultados de ETECSA y ya tendríamos una ecuación a despejar; aun cuando Mayra y su equipo sepan que el dinero no huele.
Como no hay dos sin tres, la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) decidió incluir a la ingeniera Arevich Marín en su lista de represores violentos en Cuba. Otro exceso emocional al que parece condenada la isla del cundeamor.
La compañera Arevich, de momento, solo ha entonada la vieja guaracha de ¡Pin, Pon, fuera, abajo la gusanera! y la Cuba de pasado mañana lo que exige es que la presidenta de ETECSA llame por teléfono a Yoani y la invite a un café para hablar de mujer a mujer, constatando el goce de la discrepancia.
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