Deprimente ha sido la actuación del fútbol cubano en la Copa Oro-2019. Dos goleadas consecutivas ante México (7-0) y Martinica (3-0) han colocado en tela de juicio por enésima vez, la calidad del balompié nacional y la necesidad de convocar a jugadores que se desempeñan en clubes profesionales, aunque sin el amparo del Inder y el gobierno de la Isla.
A falta de un último duelo ante Canadá –menos poderoso que México, pero mucho más fuerte que Martinica-, y con la aspiración de no sumar una tercera paliza, la Asociación Cubana de la disciplina tiene en sus oficinas otro gran dolor de cabeza: ¿sin luces, dónde se jugará la Liga de Naciones de fútbol 2019-2020?
La pregunta parecería tener una respuesta rápida y sencilla: Estadio Pedro Marrero, pero si se advierten las exigencias que deben cumplirse en cada partido el panorama luce muy complicado para el fútbol cubano y sus dirigentes.
La Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf) está requiriendo jugar estos enfrentamientos en horario nocturno, por lo que se debe contar con un sistema de iluminación que cumpla con los estándares internacionales.
La Concacaf, además, no solo está exigiendo un sistema de luces, sino que este permita transmisión televisiva con la tecnología UHD (4K). Cuba, ahora mismo, no posee iluminación en la cancha del principal estadio del país, el Pedro Marrero, a solo dos meses del debut como local de la selección nacional, que será ante Canadá en la primera semana de septiembre.
Cibercuba logró constatar hace unas horas que no se está trabajando en ninguna de las áreas del Marrero, una instalación tan vetusta que fue inaugurada el 10 de
octubre de 1930 y está lejos de tener condiciones confortables para deportistas y aficionados.
En tan solo 60 días, Cuba estará junto a Estados Unidos y Canadá en el grupo A de la Liga de Naciones después de lograr una clasificación histórica al primer nivel del torneo. Sin embargo, en este momento no se puede asegurar que seremos anfitriones si Concacaf pone mano dura, o si la Isla no cumple con lo estipulado para la ocasión.
Hace unos años, la selección nacional masculina de voleibol debió jugar varios fines de semana la Liga Mundial en Santo Domingo, República Dominicana, porque el Coliseo de la Ciudad Deportiva no contaba con un sistema de ventilación que cumpliese las exigencias de la Federación Internacional del deporte.
Después de varias conversaciones y gracias a la historia del voleibol antillano, la FIVB tuvo sus concesiones, decidió vetar la instalación y reprogramar los partidos de Cuba para
la vecina Isla. Así, varias preguntas se asoman: ¿vivirá el fútbol una situación similar? ¿Se comprarán las luces? ¿De comprarse el sistema de iluminación, se colocará a tiempo? En fin, ¿regresará la Liga de Naciones al muy antiguo Marrero? Sin dudas, un mar de inquietud queda en el tintero. No escampa para el fútbol cubano.
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