En Villa Clara crecen los actos vandálicos en parques y espacios públicos, una situación que además de atentar contra la imagen de las ciudades y municipios de la provincia, hace que se deban erogar miles de pesos para reponer los daños causados.
Según cifras ofrecidas por un funcionario de la Empresa Provincial de Servicios Comunales a CiberCuba, en el año 2018, esa entidad debió destinar más de un cuarto de millón de pesos a la reparación de parques, plazas y monumentos, luego que manos indolentes atentaran contra ellos.
Los que llevan la peor parte son los más de 100 parques y microparques que hoy existen en la provincia, muchos de los cuales pierden reiteradamente los bancos, las farolas y hasta las baldosas que conforman el pavimento.
“Pero también las tarjas, monumentos y esculturas sufren con el canibalismo de los pobladores, que lo mismo arrancan una viga, o el espaldar de un banco, que se llevan una farola. Algunos lo hacen solo por destrozar y romper, pero otros cargan con todo aquello que puedan vender más para adelante. La vida está muy dura y la gente le mete mano a lo primero que se encuentra”, explicó la fuente.
Hasta la empinada loma del Capiro, punto más elevado de la ciudad de Santa Clara, y declarada Monumento Nacional, ha sido objeto de hurtos. “De nada sirve que tengas guardia allá arriba. Un día de buenas a primeras se habían llevado las farolas, y hasta la soga de las astas es preciso atarlas de las copas de los árboles porque no es primera vez que se las roban también”, explicó.
Hace un par de meses atrás muchos se escandalizaron cuando una mañana la escultura de la benefactora Martha Abreu de Estévez amaneció soportando una botella de ron en su regazo de bronce.
El protagonista del insultante acto debió trepar más de tres metros de altura, hasta llegar a la cima del monumento ubicado en el mismo centro del parque Vidal, para colocar allí el recipiente. Nadie lo vio, y fue por una sencilla razón: No hay guardaparques ni siquiera en la principal plaza de la provincia, también declarada monumento nacional.
“Un día el gobierno decidió eliminar esas plazas a partir del proceso de reducción de plantillas infladas, y ahora todos estos espacios están huérfanos. Lo mismo arrancan una tarja, que le caen a mandarriazos a una escultura a plena luz del día. Eso fue lo que sucedió por ejemplo con los leones que se encontraban en el exterior del Zoológico Camilo Cienfuegos. Los hicieron pedazos”.
Otro de los parques de la ciudad de Santa Clara que también exhibe las huellas del vandalismo es el de la Fundación, o parque del Carmen, donde se encuentra el tamarindo al pie del cual fue fundada la villa en 1689.
Tanto el monumento principal, erigido para recordar a las familias remedianas que fundaron la urbe, como las esculturas emplazadas en los jardines, son objeto de continuas mutilaciones e irrespetuosos actos. Solo en 2018, se debieron desembolsar unos 10 mil pesos para reponer luminarias y aditamentos que fueron sustraídos del lugar.
Algo similar ocurrió con el conocido parque del Correito, ubicado en Carretera a Camajuaní, donde el monto de las afectaciones ascendió a 22 mil pesos. El parquecito, dedicado a la memoria del Burro Perico, no se queda atrás, y es uno de los que más frecuentemente requiere reparaciones por parte de comunales.
En lo que va de año esos hechos vandálicos lejos de contenerse han tenido un repunte. Los medios de prensa oficiales se han hecho eco de la situación y hasta han publicado entrevistas a fiscales y oficiales de a PNR con el objetivo de revertir tal situación.
Elena Avalos, jefa del departamento de procesos penales de la fiscalía en Villa Clara, explicó hace poco en comparecencia por la emisora radial CMHW que las sanciones correspondientes a este tipo de daños van desde tres hasta ocho años de prisión, según la magnitud de los perjuicios, tal y como estipula el Código Penal vigente.
No obstante, la entrevistada cuestionó la inexistencia de guardias e inspectores que velen por la “integridad y buen estado de esos espacios públicos”. Según su reflexión no tiene sentido alguno que se eliminen esas plazas laborales pues lo que se ahorre por concepto de salarios se paga después, y de manera incrementada, en reparaciones y restauraciones.
En opinión de otras fuentes consultadas el incremento de los hechos vandálicos en el presente guarda relación estrecha con la compleja situación económica que actualmente se vive en el país.
“La miseria genera todo eso. Desde el momento mismo en que tiene sentido robarte una bombilla, un pedazo de aluminio o de bronce, porque te dan cuatro pesos por ellos, y luego con esos cuatro pesos puedes comprarte un pan o una libra de arroz, entonces siempre habrá quien lo haga. Por otro lado, están los que destruyen como divertimento, individuos que son el más vivo ejemplo del analfabetismo cívico que prima en este país”, opinó una especialista de la oficina provincial de patrimonio en Villa Clara.
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