“La naricita de Amanda se vuelve chata detrás del cristal externo de la tienda La Chiquita. No es la primera vez que la pequeña de siete años “machaca” a su mamá con la precisa de que quiere un juego de estomatología que expenden a 15.60 CUC. Una vez más, sus ojitos se quedaron mirando a través del vidrio… La frustración aflora en el rostro de la madre, quien se lamenta porque quisiera complacer a su hija, pero el dinero no le alcanza”.
Así comienza un amplio reportaje del periódico pinareño Guerrillero donde se relata la experiencia vivida por un equipo de periodistas del semanario durante un recorrido por las principales tiendas de la ciudad de Pinar del Río, con el objetivo de abordar el alto costo de los juguetes infantiles en esa provincia occidental.
“Voy a tener que romper la alcancía que tengo desde hace unos meses, con la que quería comprarles zapatos a ella y a su hermano que les hacen falta, para poder regalarle el dichoso juego porque de verdad que le gusta. Cada vez que pasa por aquí, se asoma y me dice lo mismo”, publicó Guerrillero, citando las palabras de la madre de Amanda.
Para esta mujer, como para muchos otros padres, adquirir un juguete es verdadera agonía, dado que los onerosos precios de muchos juguetes triplican el salario mensual de los mismos, esbozó el periódico pinareño.
“Nos preguntamos ¿cómo es posible que algunos de estos artículos de juego puedan costar más que un equipo electrodoméstico?”, se cuestionó el mencionado medio, que igualmente refirió el precio exagerado de un grupo de artículos.
“Un juego de bomberos o de guerra tiene un valor de más de 80 CUC (2 mil pesos); una muñeca vestida de novia más de 22; una bicicletica, 50; un avión, cerca de 70 (…) El conjunto de un bebé con un diminuto teléfono y un platico cuesta cerca de 40 CUC; un súper robot casi 35; una pizarra con fruticas aproximadamente 40; una sirena alrededor de 18”, enumeró Guerrillero.
Ante tal situación el equipo reporteril entrevistó a varios funcionarios gubernamentales, del Ministerio de Finanzas y Precios, las cadenas de tiendas recaudadoras de divisas, entidades importadoras y distribuidoras en Vueltabajo. Las fuentes consultadas reconocieron, en su generalidad, no tener las facultades para abaratar esos artículos, o bien se mostraron reticentes a dar declaraciones a los reporteros de Guerrillero:
“Sobre los planes que se gestan a nivel de país con respecto a una disminución o no de los precios de los juguetes, hoy Guerrillero no puede informarles porque, aunque el equipo reporteril hizo las gestiones correspondientes –vía telefónica– con funcionarios del MFP, no recibimos la información que solicitamos”, argumentó el semanario pinareño.
Sin embargo, Ana Álvarez Echevarría, directora Provincial de Finanzas y Precios en la provincia aseguró que “estos artículos no figuran entre los productos priorizados por el país. El Estado cubano descentralizó los precios y determinó los recursos de primera necesidad y eso es lo que subsidia. Los juguetes no entran en esta prioridad”, precisó la directiva.
Tal y como sentencia el titular del citado texto periodístico, Jugar no es una opción. Aun cuando muchos no valoren la importancia del juguete durante los primeros años de vida, los expertos son claros al afirmar el importante rol que estos desempeñan en el desarrollo de las capacidades cognitivas y socio-psicológicas de los menores.
El periódico pinareño asegura que la inventiva de los cuentapropistas ha venido a cubrir las demandas que el estado no es capaz de satisfacer. Esos juguetes artesanales muchas veces no exhiben el acabado y detalle de los juguetes importados, pero son la elección de muchos padres cubanos por ser los más asequibles a su bolsillo y tener cierta permanencia en los puntos de venta.
Esta situación en modo alguno es privativa de Pinar del Río, en anteriores ocasiones también CiberCuba ha denunciado los prohibitivos precios de los juguetes en Cuba, y se ha hecho eco del malestar de los padres, abuelos y niños.
“Un carrito, una muñeca, un bate, una pelota, un juego de parchís… no necesitan grandes inversiones. No es justo que, para adquirir un juguete para un niño, sus padres desembolsen casi el triple de su salario”, valoró Guerrillero.
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