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Quito, 27 ene (EFE).- El Gobierno de Ecuador, que en el pasado fue aliado del chavismo, se desligó definitivamente de ese legado tras anunciar su reconocimiento a Juan Guaidó como mandatario interino de Venezuela, desconoció a Nicolás Maduro y pidió, eso sí, que se convoque lo más pronto posible a nuevas elecciones.
El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, terminó por aceptar la posición del llamado Grupo de Lima y tiró al traste cualquier atisbo de cercanía al ámbito del bolivarianismo que impulsó en la región el fallecido exmandatario venezolano Hugo Chávez.
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Y Moreno lo ha dejado muy claro al señalar -durante su visita a Salmanca (España) tras participar en el foro de Davos- que, como Venezuela, su país está "cansado de caudillos" y de "personas que quieren perennizarse en el poder".
Su dardo también apuntó a su antecesor, el izquierdista Rafael Correa (2007-2017), quien fue aliado estrecho de Chávez y que ha mantenido una férrea defensa del Gobierno de Maduro.
Moreno fue vicepresidente entre 2007 y 2013, en los primeros años de la década que gobernó Correa, que ahora es su más acérrimo rival y a quien el gobernante culpa de casi todos los males que agobian a Ecuador.
Correa, desde Bruselas, ha considerado que el reconocimiento de su país y de una gran cantidad de Gobiernos de la región a Guaidó es un fenómeno "insólito" ante el cual el mundo debería reaccionar.
Según Correa, se está sembrando un precedente nefasto, porque el respaldo a Guaidó de once países latinoamericanos liderados por EE.UU., ignora "toda la Constitución, toda la ley, todo el procedimiento".
Correa, quien mantiene actividad política a través de las redes sociales, incluso ha sugerido una acción de colecta entre "los patriotas de América Latina", para dárselos a aquellos Gobiernos que tengan la idea de intervenir directamente en Venezuela.
Pero, la situación aparece más compleja para el analista ecuatoriano Ramiro Aguilar, quien cree que el problema de Venezuela dejó de ser un asunto nacional ante la alta migración de sus ciudadanos a otros países de la región y del mundo.
Este jurista consideró, en una entrevista con Efe, que incluso podría resultar "inaplicable el principio de autodeterminación de los pueblos" en este caso, porque el problema "rebasó" el ámbito de Venezuela y ahora "incumbe a toda la región".
No obstante, lamentó que la Organización de Estados Americanos (OEA) no haya sido aún capaz de dar una respuesta, lo que incluso ha permitido a instancias como el Grupo de Lima tomar iniciativas al respecto, lideradas por los gobiernos de Brasil y Argentina.
Pese a ello, Aguilar consideró que la OEA, como cuerpo colegiado, sí tiene la posibilidad de reunirse y "hacer un reconocimiento formal" a Guaidó, lo que provocaría un aislamiento internacional del régimen de Maduro.
Lo que también descarta tajantemente este analista es la posibilidad de una intervención directa en Venezuela pues, según él, "no va a haber ningún país en el mundo" que acepte esa opción.
La OEA tampoco podría avalar una opción de esas, añadió el analista, quien además considera que si Maduro se aferra al poder, podría pasar en Venezuela algo como lo que sucedió en Haití en 1994, cuando el jefe militar Raoul Cedrás derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide, estuvo en el poder poco tiempo y finalmente tuvo que asilarse en Panamá.
Eso es posible porque Maduro podría estar atrapado en un "Gobierno aislado", aunque "enrocado en sus Fuerzas Armadas", apostilló el analista.
"La OEA puede aislar, nada más" a un "régimen de facto" que podría durar poco si no dispone de los recursos económicos internacionales que le pueden proveer los ingresos de la venta petrolera, agregó Aguilar.
No obstante, el caso venezolano ha dividido a la región y al mundo.
Entre los países que han reconocido a Guaidó están Estados Unidos, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, Argentina y Canadá, mientras que Maduro ha recibido el respaldo de Rusia, Turquía, China, Bolivia y Cuba.
Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional (Legislativo), se proclamó presidente interino de Venezuela al considerar ilegítima la posesión para un segundo mandato de Maduro.
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