Más mosquitos y menos fumigaciones: aumentan el zika y el dengue en Santiago

"Se está complicando la cosa con el mosquito en Santiago. Hay lugares donde no hay gente para revisar las casas"

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Este artículo es de hace 6 años

Las recientes lluvias, un personal de la campaña incompleto, la tristemente conocida desidia y los insuficientes de recursos materiales han derivado en complicación de la situación epidemiológica de Santiago, a tal punto de que matar siete mosquitos Aedes Aegypti en un ratico es cosa habitual en cualquier casa.

La actual situación se ilustra muy bien en la barriada de Sueño, un antiguo asentamiento de la mediana y pequeña burguesía santiaguera, lejos de ser de las peores comunidades en condiciones del fondo habitacional y social y donde, sin embargo, se han reportado más de 120 focos y unos seis casos confirmados de zika y dengue.


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“Y Sueño es de los mejores lugares, imagina cómo está el resto de la ciudad. Se está complicando la cosa con el mosquito en Santiago. Hay lugares donde no hay gente para revisar las casas”, asegura un trabajador de la campaña. En cuanto al tratamiento adulticida, explica “no hay suficiente químico para fumigar manzanas enteras, lo que se ha orientado es reforzar los lugares donde hay casos confirmados de dengue y zika, pero tampoco las manzanas o calles enteras, solo la casa donde está el enfermo y las dos aledañas. No hay recursos”.

No hay suficiente químico para fumigar manzanas enteras, lo que se ha orientado es reforzar los lugares donde hay casos confirmados de dengue y zika, pero tampoco las manzanas o calles enteras, solo la casa donde está el enfermo y las dos aledañas. No hay recursos

Una vecina de calle B del reparto Sueño dice que hace ya más de un mes que no le fumigan la casa y tampoco la visita un trabajador de la campaña, a pesar de haber informado al médico de la familia que le toca, en reiteradas ocasiones, que está viendo un aumento de los mosquitos Aedes.

“Los médicos me han dicho que no hay casos de personas con fiebre, por tanto, no había que preocuparse, respuesta que no me convence, pero tampoco podía hacer nada. Compré una bomba flis, soborné a uno de la campaña para que me vendiera producto, y yo misma fumigo mi vivienda. Cada vez que veo un mosquito ahí estoy yo con la bomba en la mano”, comenta.

A Lorena quisieron ingresarle recientemente a su niño. Cuando vio las condiciones del hospital, salió corriendo. Ella se apoya en amigos médicos que la asesoran porque dice que así no mantendrá a su bebé en una sala con condiciones pésimas.

“En cualquier momento me vienen a buscar, pero no lo ingresaré. El baño del cuarto estaba tupido, saca conclusiones. Estoy al tanto de los síntomas, de la fiebre. Cualquier cosa corro y no pondré en riesgo su vida, pero así como vi el hospital y el cuarto, así no”.

La situación se complica aún más en otras barriadas de Santiago de Cuba, donde siempre se reportan casos con fiebre y focos. En estas el fondo habitacional está en malas condiciones, entre otros muchos problemas tienen malos depósitos para el agua, vulnerables a que los mosquitos depositen sus huevos.

La situación se complejiza porque no en la población no existe una real percepción del riesgo y hasta hay rechazo a los fumigadores y trabajadores de la campaña.

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