El proceso de aprobación para volar un sistema aéreo no tripulado en Cuba requiere un mínimo de cinco autorizaciones por parte de entidades como el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC), las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior y en algunos casos el Ministerio de Ciencia o la Oficina del Historiador, reveló un reportaje del portal cubano El Toque.
Según el referido medio, que cita las experiencias de realizadores audiovisuales cubanos como José Rojas, después de iniciar los trámites para el uso de drones sobre la Isla, las autoridades pueden demorar hasta treinta días en ofrecer una respuesta, positiva o negativa.
“Es común que la policía lo detecte volando e intente tumbar la señal”, afirma Rojas. “Una vez, en medio de la filmación llegó la policía: querían quitarnos el drone y llevarse detenido el piloto. Todo se solucionó porque habíamos pedido de antemano los permisos”, contó.
Neissy Delgado, una productora con más de cinco años trabajando con drones, explicó a El Toque que cuando los proyectos de filmación son institucionales (publicidad, largometrajes, documentales o series) se realizan con menos premura hay un margen temporal para esperar por los permisos.
“En este tipo de propuestas, se conoce con antelación qué tomas específicas se quieren y en qué horarios”, señaló la especialista, quien advierte que no cualquiera puede operar un sistema aéreo no tripulado, sino que existe un listado restringido de acreditados por el IACC para pilotarlos.
Los interesados en hacer tomas aéreas deben presentar las coordenadas con la solicitud oficial para filmar, que requiere el tipo de drone, la cámara y el nombre de piloto; este último debe pasar un examen riguroso de salud y destreza para obtener la licencia operativa.
Neissy afirmó a la publicación que solo conoce unos siete pilotos avalados por esta licencia y trabajan con fines artísticos. Ellos, en su totalidad, pertenecen al club de aeromodelismo que se reúne eventualmente en el parque Lenin, la única área libre en la que se puede volar con fines deportivos drones, aviones a escala y helicópteros pequeños.
No obstante, acotó la nota, algunos realizadores de videos clip prefieren ahorrarse los trámites y utilizan con frecuencia pilotos no licenciados debido al corto periodo de filmación que se requiere para estos productos audiovisuales. Estos ofrecen un servicio más rentable y rápido, pero ilegal.
“Tienes dos opciones: te expones y filmas sin consentimiento, que es lo hacemos muchos, o comienzas un sinfín de trámites que no acaban y fácilmente terminan con una respuesta negativa”, dijo otro productor que además oferta el servicio de renta de drones, algunos de los cuales sobrepasan los 200 CUC por día de uso.
En marzo de este año, la Aduana de Cuba actualizó sus normas de mayo de 2017 sobre la entrada al país de drones. La nota emitida entonces reiteró su "sugerencia" a los pasajeros “abstenerse de importar este tipo de medios como parte de su equipaje acompañado, no acompañado o como envíos, para de esta manera evitar molestias y demoras innecesarias”.
Según recoge el reportaje a partir de las declaraciones de algunos dueños, una gran parte de los aparatos no tripulados que hoy sobrevuelan en Cuba fueron introducidos antes de la normativa aduanal o llegaron a escondidas, desarmados y distribuidas las piezas en varias maletas.
En algunas zonas de la capital, como la Plaza de la Revolución, han aparecido señaléticas con las que se prohíbe expresamente sobrevolar vehículos no tripulados. Hace alrededor de dos años, el ciudadano canadiense Chris Hughes fue arrestado en Cuba por volar uno de estos aparatos.
Hughes permaneció en una cárcel de La Habana durante todo el “proceso investigativo”, hasta que fue liberado 14 días después de su arresto.
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