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Washington (Reuters) - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intentó el miércoles calmar la tormenta provocada por no haber responsabilizado a su homólogo ruso, Vladimir Putin, por la interferencia en las elecciones de 2016, diciendo que se expresó mal en una conferencia de prensa conjunta en Helsinki.
Trump sorprendió al mundo el lunes al no criticar al líder ruso por las acciones de Moscú para minar la elección y poner en duda informes de las agencias de inteligencia estadounidenses, lo que llevó a algunos legisladores de Washington a pedir más sanciones y otras medidas para castigar a Rusia.
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"Dije 'sea' en vez de 'no sea'", afirmó Trump a periodistas en la Casa Blanca, más de 24 horas después de su aparición con Putin. "La oración debería haber sido: 'No veo ninguna razón por la que no sea Rusia".
Parado junto a Putin en Helsinki, Trump había dicho a periodistas que no estaba convencido de que fuera Moscú quien interfirió en la elección. "No veo alguna razón por la que sea".
Aunque enfrentó la presión de críticos, países aliados e incluso de su propio personal para que tomara una línea dura, Trump no hizo una sola crítica en público a Moscú o en alguno de los temas que ha llevado la relación entre ambas potencias nucleares a su punto más bajo desde la Guerra Fría.
Republicanos y demócratas acusaron al mandatario de ponerse de parte de su adversario y no de su propio país
Leyendo una declaración preparada, Trump dijo el martes que tenía una fe total en sus agencias de inteligencia y aceptó sus conclusiones. Pero también pareció alejarse de su libreto para cubrirse sobre quién fue el responsable por la interferencia en la elección presidencial de noviembre de 2016.
"También podrían ser otras personas, hay muchas personas por ahí", dijo Trump.
La tormenta política sobre su desempeño en Helsinki ha involucrado al Gobierno y arrastró a sus socios republicanos, eclipsando a la mayoría de las frecuentes controversias que han aparecido en los turbulentos 18 meses de presidencia de Trump.
Sanciones más duras
El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, comentó a periodistas que Rusia no era un amigo de Estados Unidos y alertó frente a una nueva interferencia en las elecciones legislativas de noviembre.
Algunos legisladores dijeron que buscarían medidas contra Rusia en el Congreso.
Varios senadores de ambos partidos respaldaron sanciones más duras sobre Moscú. McConnell y el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien calificó al Gobierno ruso de "amenaza", afirmaron que sus cámaras considerarían más castigos.
El Congreso estadounidense aprobó de forma abrumadora una ley de sanciones el año pasado apuntando a Moscú por la interferencia en las elecciones. En abril, el Tesoro estadounidense impuso sanciones a funcionarios y oligarcas rusos en una de las medidas más agresivas de Washington para castigar a Rusia.
Las agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron el año pasado que el Gobierno ruso interfirió en la campaña de las elecciones de 2016 y buscó inclinar la votación en favor de Trump, lo que Moscú ha negado.
El fiscal especial Robert Mueller investiga la acusación y cualquier posible colusión con la campaña del ahora mandatario.
(Reporte de Roberta Rampton y Susan Heavey, Reporte adicional de Richard Cowan, Amanda Becker y David Alexander, Escrito por John Whitesides, Editado en español por Manuel Farías)
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