Parece que a Rafael Palmeiro no le bastaron los 569 cuadrangulares que pegó en Grandes Ligas, y que el tiempo no alcanza a erosionar del todo su estatura beisbolera. Tal es la lectura que deriva del bambinazo que pegó la víspera en la liga independiente de American Association.
El cubano de 53 abriles, quien hace algún tiempo dejó boquiabiertos a tirios y troyanos con su decisión de regresar a la pelota profesional, disparó su jonrón en el segundo partido que disputa con la camiseta de los Cleburne Railroaders, el mismo conjunto donde milita su hijo Patrick.
La conexión tuvo lugar en el quinto episodio del choque contra los Fargo-Moorhead RedHawks. Palmeiro ocupó el sexto turno en el line up, justo detrás de su hijo.
El gran inicialista oriundo de La Habana es uno de solo seis jugadores en la historia de la MLB que han pegado 3.000 hits y 500 jonrones. Sin embargo, su vinculación con las sustancias prohibidas le ha impedido abrirse camino hasta el Salón de la Fama.
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