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Ketty Fresneda, la cubana que participa en la sexta temporada del reality culinario Masterchef España, ha avanzado una semana más en el programa, aunque su actuación del pasado domingo no ha estado exenta de cierta polémica, y las redes sociales no han tardado en convertirla en la “mala de la película” por un incidente que, salvo que la joven muestre mucho talento culinario en lo adelante, podría restarle el afecto de los televidentes españoles.
El buen ambiente que había reinado en los primeros programas cambió. Los amigos dejaron de ser amigos, los conocidos se convirtieron en adversarios, y en su lugar se instalaron la rivalidad y algunas salidas de tono, siendo la concursante cubana el centro del episodio más sonado de la noche.
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Cuando uno de sus compañeros le destinó el “delantal negro” a Ketty para que fuera directamente a la ronda de eliminación, la joven cubana reaccionó mal y anunció que en la próxima competición por equipo ―en la que el capitán sería el mismo que la mandó a eliminación― lo haría todo mal para perjudicar a Víctor, el joven barcelonés que aseguró que le daba el delantal negro solo porque la consideraba “una rival fuerte”.
"Sólo digo que te vas a cagar", le soltó la cubana al catalán mientras este intentaba explicar las razones de su elección.
"Para mí va a ser un reto sabotear su equipo desde dentro, porque es lo que voy a hacer", dijo. Y añadió: "Yo no quiero ser mala, pero tampoco quiero ser tonta". Ketty respondió a las críticas de sus compañeros que la instaban a pensar en el equipo, a calmarse y a trabajar por todos.
Pocos minutos después la joven reaccionó y aclaró que lo había pensado mejor y que no arruinaría la actuación de su equipo. "He tenido tiempo de reflexionar y no voy a sabotear a mi equipo. Voy a trabajar duro por mis compañeros", dijo. Sin embargo, el comportamiento pasional de Ketty tuvo consecuencias.
En poco minutos Twitter ardió contra la joven cubana, que mucho tendrá que esforzarse para ganarse el favor del público, aunque tratándose de un programa de cocina lo realmente importante será lo que haga frente a los fogones, y lo que opinen finalmente los jueces.
Allí donde los tuiteros se lanzaron al cuello de la cubana, la prensa televisiva le ha echado un cable: “Es de agradecer que Ketty se muestre tal y como es, sin artificios ni trucos de magia. Si tiene que llorar, llora; si tiene que reír, ríe; y si tiene que cabrearse y sacarlo, lo saca y se queda tan a gusto.”
No obstante, en las redes sociales muchos aseguran que las disculpas fueron forzadas por la presión de sus compañeros y por la tensión que se estaba generando.
El programa se guardaba todavía otra tensión imprevista, Ketty, que tuvo una mención especial por el gran trabajo que había hecho en la prueba de exteriores donde cocinaron para el equipo del Cirque du Soleil, tuvo la oportunidad de elegir a dos compañeros para salvarlos de la eliminación. Eligió a la única compañera que la apoyó en su momento difícil y a sí misma.
Se salvó a sí misma no sin antes lanzar un claro mensaje: "Independientemente de que tengo un pronto muy feo por el que ya pedí perdón, nadie se puso en mi lugar. A pesar de tener el delantal negro tuve que darlo todo por un equipo que el capitán me nominó, y todos me dieron la espalda, menos Marina".
La cubana acabó llorando, y remató: "Es que no sé qué quieren de mí... Intento ser sociable, cuando estoy bien, estoy bien. Cometí un error en la prueba de exteriores, y lo siento, lo siento, pero ya".
No obstante, medios españoles vuelven en su auxilio y afirman que en esta edición de Masterchef España, la cubana “está sufriendo la soledad del que es bueno en algo, la soledad de la envidia, la soledad de la rivalidad”.
Ante tantas pasiones, idas y venidas y desencuentros, la cocina fue, posiblemente, el ingrediente menos explorado en la dramaturgia del último programa. Mientras tanto, la cubana Ketty sigue adelante.
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