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El actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, de 57 años, fue propuesto este miércoles ante la Asamblea Nacional del Poder Popular de la isla para ocupar la Presidencia de Cuba en sustitución de Raúl Castro, de 86 años, quien deja el cargo tras dos mandatos.
"La Comisión de Candidaturas Nacional propone a Miguel Díaz-Canel Bermúdez como candidato a Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de la República de Cuba a la recién constituida Asamblea Nacional del Poder Popular en su Novena Legislatura", reportó la prensa oficialista.
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Díaz-Canel encabeza la propuesta de la Comisión de Candidaturas Nacional (CCN) para la conformación del máximo órgano de gobierno del país, el Consejo de Estado, una candidatura que ahora será sometida a votación de la recién constituida Asamblea, aunque el resultado no se hará público hasta mañana jueves.
Raúl Castro seguirá siendo el primer secretario del Partido Comunista hasta 2021, lo que limitará el margen de maniobra y poder de su sucesor.
De esta forma se confirman los pronósticos que apuntaban a Díaz-Canel como principal favorito para suceder a Castro, lo que le llevará a convertirse en el primer presidente que no lleva el apellido Castro en casi 60 años.
En la Isla, los cubanos se mueven entre la esperanza ante la llegada al poder de un nuevo presidente no perteneciente a la llamada generación histórica y el escepticismo que el continuismo del mismo modelo político pueda representar.
Las tareas pendientes que deja Raúl Castro
El futuro presidente de Cuba hereda un país muy diferente al que hace 10 años recibió Raúl Castro de su hermano Fidel, pero con el denominador común de los problemas económicos, el mal endémico de un país empeñado en cambiar lo justo para perpetuar su sistema socialista.
La realidad es que en la mayor de las Antillas no se está planteando una transición política, sino simplemente un relevo generacional en la cúpula de la Revolución.
La separación de poderes, las tensas relaciones con Estados Unidos, la paralización del sector privado y el veto económico a los migrantes cubanos son algunas de las asignaturas pendientes que deja Raúl Castro y que deberán estar presentes en la agenda de Díaz-Canel.
La eliminación del sistema de doble moneda y la reforma de la Constitución completan el escenario de asignaturas pendientes que tiene el oficialismo cubano. La Constitución cubana fue aprobada en referendo en 1976 y reformada parcialmente en 1992 y en 2002.
Críticas a los medios independientes
Pese a que se conoce poco de la personalidad de Díaz-Canel, los residentes en su provincia natal, Villa Clara, dicen que es una persona amable y sostienen que es un "hombre de pueblo".
Un vídeo filtrado el año pasado de una reunión del Partido a puertas cerradas mostró que Díaz-Canel apoyó opiniones de línea dura contra los medios independientes, disidentes y embajadas occidentales, decepcionando a muchos cubanos que esperaban que fuera un reformista.
Para los analistas aquello se trató de un gesto para tranquilizar a los partidarios de línea dura asustados por la muerte de Fidel Castro y la elección de Trump.
En cierto modo las opiniones de Díaz-Canel son un pequeño misterio, ya que las campañas políticas están prohibidas en Cuba y el dirigente se ha mantenido fuera del centro de la escena, evitando una situación que acabó con la carrera de otros a lo largo de los años.
Los ciudadanos de la mayor de las Antillas aguardan cuál sería el impacto del vicepresidente tras sufrir la lentitud de Castro a la hora de impulsar reformas económicas.
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