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Hoy Miguel Díaz-Canel se convirtió en el presidente de Cuba. Es el primero, después de décadas, que no tiene el apellido Castro.
Su esposa, Lis Cuesta Peraza, pasa a ser -sin bullicios mediante- la primera dama de Cuba, aunque el sistema político de la Isla no contempla esta figura en su Parlamento.
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Cuesta Peraza, de 47 años, es holguinera. Actualmente trabaja en La Habana como directora del departamento de Servicios Académicos de la Agencia Paradiso, perteneciente al Ministerio de Cultura. Dicha empresa se encarga de organizar viajes culturales y académicos a los extranjeros interesados en la cultura cubana.
Conoció a Díaz-Canel luego de que este fuera enviado en 2003 a Holguín como primer secretario del Partido Comunista en la provincia. En ese entonces, el actual presidente cubano estaba casado con Marta, con quien tenía dos hijos. Aunque su trabajo en Holguín no fue lo que se esperaba, en esa época tuvo un romance con la jovencita dirigente.
Lis se había graduado de licenciatura en pedagogía en Holguín, luego hizo un máster en Ciencias Pedagógicas y trabajó primero en el departamento de comunicación del Sectorial Provincial de Cultura y después se fue a dirigir el Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL). Estando allí, conoció a su actual pareja.
Marta y Díaz Canel terminaron divorciándose y Lis casándose con él. Ella también tenía dos hijos de su anterior matrimonio con un militar.
A esta mujer se le ve poco en los medios pero de vez en cuando, en alguna que otra imagen suelta, la prensa la ha sacado acompañando a su esposo durante visitas oficiales del Gobierno a otros países.
En 2015 se fue a Corea del Norte para un encuentro con el mandatario Kim Jong-un. Un año después fue recibida en Japón por la esposa del primer ministro de ese país. En ambos viajes acompañaba a su esposo.
En 2017 apareció en una fotografía divulgada por la agencia estatal Prensa Latina llegando a Bolivia tomada del brazo de su pareja, rompiendo la vieja tradición del régimen de no mostrar en público a las esposas de sus dirigentes.
En las elecciones del pasado 11 de marzo se les vio juntos en el colegio electoral de Villa Clara, aunque la prensa oficialista ignoró la presencia de la mujer.
La vida privada de los dirigentes es un secreto en Cuba. Cuando Vilma Espín era noticia, no tenía nada que ver con su esposo Raúl Castro . Ella había luchado en la Sierra Maestra, llevaba el mando de la Federación de Mujeres Cubanas y a ningún medio le interesó nunca qué tipo de familia había creado o si se iba de vacaciones con su esposo con el dinero público.
Las esposas y romances de Fidel Castro tampoco ocupaban espacio en los medios estatales. La mujer que más tiempo vivió junto a él, su viuda Dalia Soto del Valle, nunca fue noticia. Comenzó a aparecer en los últimos meses de vida de Castro, cuando el mandatario tenía su enfermedad demasiado avanzada y la prensa sacaba alguna que otra imagen para probar que aún no había muerto. En aquellas fotos, Dalia parecía más la guardiana del comandante que su esposa y madre de 5 hijos (Alexis, Alexander, Alejandro, Antonio y Ángel).
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