Incendio en terrenos de seminario Bautista en Santos Suárez fue sofocado con rapidez

Un incendio que pudo llegar a ser de grandes proporciones se produjo la noche de este lunes sobre las ocho en el jardín perteneciente al Seminario Teológico Bautista Rafael Ocaña, ubicado en la calle Pasaje General Lee en el barrio de Santos Suárez y fue sofocado exitosamente por los bomberos.

El siniestro, según nos explicó el pastor Daniel de la Iglesia Bautista de La Habana que colinda con el citado Seminario, parece haber sido provocado por dos niños que comenzaron a jugar con fuego y abandonaron el lugar después de iniciado este, de acuerdo con el testimonio de algunos vecinos.

Las llamas que tenían todas las condiciones para propagarse con rapidez, debido a la gruesa capa de hojas y hierba seca acumulada en el lugar, no lograron extenderse gracias al rápido accionar de los bomberos que fueron llamados en cuanto comenzó a elevarse el humo, que fue lo que más abundó en el evento y pudo observarse a varias cuadras de distancia.

Los bomberos aún después de lanzar abundante agua en el lugar con sus mangueras, levantaron las capas de plantas para asegurarse de que no quedase ni una chispa debajo de estas que pudiese alimentar nuevamente el fuego.

En medio del jardín se hallaba un contenedor con bibliografía del centro religioso que, de acuerdo con lo expresado, por el pastor no sufrió ningún daño.

También agregó el máximo representante del templo bautista que en este suceso tiene una buena cuota de responsabilidad la Empresa de Comunales de la zona, debido a que no acude al llamado de la iglesia y el seminario cuando le solicitan que realice la limpieza del jardín: uno los pocos lugares abundantes en árboles de la localidad y muy apreciado por ambos centros religiosos.

La limpieza de este, declaró el pastor, deben pagarla normalmente a particulares, a pesar de que existe un convenio con comunales para ello, porque esa entidad estatal no la asume.

Afortunadamente no se produjeron daños humanos ni materiales. Solo hubo que lamentar quemaduras en algunos árboles. Las palmas, afortunadamente, sobrevivieron.