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Pinar del Río está perdiendo árboles, según explica Nidia Cabrera, directora de la Oficina Técnica del Centro Provincial del Patrimonio Cultural, al periódico Granma. Ella lo atribuye a la tala indiscriminada para evitar tener que dar mantenimiento en esas áreas. "Hay una desaparición masiva de jardines, que se sustituyen por cemento. Está ocurriendo en casi todos los municipios. Pasa también en las casas particulares", dice.
El problema radica en que los árboles, desde que se siembran, necesitan podas continuas para que se adapten al espacio que ocupan inicialmente, pero como eso no se hace, entonces hay que recurrir a la tala, señala la doctora en Ciencias Forestales, Marta Bonilla, profesora titular de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, de Pinar del Río.
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También influye el abuso en la siembra de ficus y flamboyanes, que se dan muy rápido en los viveros, pero que en la práctica crecen desmesuradamente en las aceras y terminan rompiéndolas y afectando tendidos eléctricos y telefónicos. En su opinión, no se escoge el árbol adecuado para las ciudades cubanas.
Hablan los vecinos
Roberto Sotolongo, un vecino de Pinar del Río explica las razones que tiene para querer cortar una ceiba que tiene en su casa. Cuenta que estaba almorzando cuando casi lo mata una rama que se desprendió del árbol, que le está agrietando las paredes de su vivienda y la de al lado. Ocurrió hace tres años. Desde entonces intenta conseguir el permiso del Poder Popular para talar el árbol y nada. Misión imposible.
Le ocurre lo mismo a José Alberto Acosta, que vive en esa misma calle del reparto Villamil de la cabecera pinareña. A él le molesta una mata de mamoncillos que ha tirado el muro de su portal, pero tampoco consigue el permiso para talarla. Comunales dice que no es problema suyo.
En la otra punta de la ciudad, Reinaldo Román, del reparto Hermanos Cruz, también de Pinar del Río, se queja de la tala de las majaguas que cortaron frente a su edificio hace un año y que aún no han repuesto.
Entre las principales quejas de los vecinos están que las podas se hacen a machete y destrozan los árboles, que se siembran plantas no adecuadas que al crecer rompen las casas, las aceras o el tendido eléctrico y telefónico y que no se reponen las taladas. En resumen: los que quieren cortarlos no pueden y los que pueden no están autorizados para hacerlo.
Los árboles son del Estado
La Ley Forestal de Cuba establece en su artículo 3 que todos los árboles del país forman parte del "patrimonio forestal" de la Isla. Sin embargo un vecino puede cortar un árbol que está en su propiedad si éste le está destrozando la casa. En la práctica no lo hace porque no tiene una motosierra para talarlo.
No se puede encargar de ello la brigada de poda de la Dirección Provincial de Servicios Comunales, de cada territorio, que habitualmente se dedica al arreglo y atención de los árboles ubicados en la vía pública, excepto cuando las ramas están sobre tendidos eléctricos o telefónicos, que son responsabilidad de la Empresa Eléctrica y de ETECSA. Según explica Nelson Alonso, responsable de Comunales, si hay peligro de que un árbol caiga sobre una casa se necesita la autorización del Gobierno para que Comunales vaya a cortarlo.
El problema se mete en un callejón sin salida cuando los árboles son de grandes dimensiones y es indispensable una grúa porque Comunales no tiene ninguna y entonces debe recurrir a otro organismo. De esta forma, todos los casos pendientes se dejan para "el Ejercicio Meteoro", una especie de plan motosierra en toda la provincia, que tiene lista de espera.
La tala masiva de árboles no sólo afecta a la provincia de Pinar del Río. Recientemente, en La Habana, fueron talados los árboles del Paseo del Prado.
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