Filme “Quiero hacer una película” desata polémica dentro del audiovisual cubano

De acuerdo con la declaración de los organizadores de la Muestra Joven del ICAIC, aparecida en Facebook, el filme en proceso Quiero hacer una película (QHUP), ópera prima de Yimit Ramírez, “debió ser exhibido en una presentación especial dentro de nuestro evento, en una sala de cine apta para acoger al inmenso público que la quiere apreciar”.

Hasta ahí, todo parecía fluir sin mayores problemas. Luego, se aclara el conflicto: “Esta era nuestra propuesta desde la programación diseñada. Solo dependía de la aprobación del ICAIC. Esta aprobación llegó el viernes 9 de marzo, pero condicionada a que se exhibiera en nuestra recién inaugurada sala Terence Piard, de solo 24 lunetas, totalmente inapropiada para este fin, bajo criterios que no compartimos. El realizador y su equipo, tras conocer el veredicto, retiraron la película del evento”.

Para concluir, declara el equipo organizador: “Vemos partir un filme arriesgado, plural, participativo como pocos en su concepción, en su gestión productiva y de comunicación. El fruto más largamente anhelado de un colega nuestro, de un ‘hijo de la Muestra’ que acaso pierda, con esta, la única posibilidad natural de mostrar su obra ante un público amplio en condiciones de visionaje dignas, dentro del país. Creemos que la Muestra es un espacio para visibilizar sin obstáculos la obra de los jóvenes realizadores, así como para estimular el diálogo y la reflexión en torno a esta”.

Quiero hacer una película pertenece por completo al cine independiente cubano y se financió, hasta este punto, mediante el mecanismo de crowfunding, sin la participación del ICAIC. El filme rompe con ciertos convencionalismos del cine cubano y está rodada parcialmente por los propios protagonistas, Neisy y Tony quienes documentan al detalle su relación íntima a través de alegrías y desdichas, en estrecha relación con la realidad que habitan.

A través de la hibridación entre documental y ficción, el joven realizador se inspira en historias reales acaecidas a los actores protagónicos, quienes siguen una cierta pauta indagatoria en sus propias vidas y experiencias íntimas, más que un guion, en este caso inexistente. De este modo el filme colinda con el documental en tanto se observan hechos reales, y también contribuye con este género el empleo de found footage, que testimonia el pasado de los personajes.

Yimit Ramírez estudió en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, el Instituto Superior de Diseño y Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Ha explorado la animación, la ficción y el documental.

En el taller con el realizador Kiki Álvarez, titulado “El punto de vista del actor en la puesta en escena”, dedicado a la improvisación con los actores, Yimit conoció a Tony Alonso y Neisy Alpízar, quienes contaban una larga historia de amistad y amor. Esta historia privada se relata ahora en Quiero hacer una película, que descansa en la improvisación de los dos intérpretes, también coguionistas y cofotógrafos.