Muchos lugares de Cuba, impresionantes por su belleza paisajística y que se han vuelto muy conocidos en el mundo, tienen nombres aborígenes. Quienes han estado allí quedan tan hechizados por su hermosura que ni siquiera se preocupan por preguntarse de dónde salieron o qué significan esos nombres. Y resulta que muchas veces la leyenda tejida alrededor de ellos es tan sublime como el sitio mismo.
Baconao
Se trata de un parque natural con una extensión de 800 kilómetros cuadrados, declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO, localizado a veinte kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba y que lo integran tres regiones biogeográficas perfectamente delimitadas, caracterizadas por un relieve abrupto compuesto por gigantescas pendientes: la Sierra de La Gran Piedra, la de Santa María del Loreto y la Meseta de Santiago de Cuba.
Los paisajes que atesoran son alucinantes, pero más sorprendente aún es la hermosa leyenda aborigen que le da nombre.
Trata de un niño indígena que solía sentarse a la sombra de un árbol mágico llamado Bacona, el cual según se suponía en la tribu, enseñó al pequeño a tocar música utilizando los caracoles de la laguna. El indiecito también era admirado por sus habilidades para la natación, la pesca el juego de Batos que era muy similar al béisbol actual.
Fascinados por las cualidades del niño y seguros del árbol Bacona era el que le había otorgado la capacidad para sacar la música del caracol, comenzaron a llamarlo Baconao. Un día el infante salió a dar su habitual paseo por los alrededores de la villa, jamás volvió a saberse de él.
Sin embargo al pasar el tiempo la música que él creaba con los caracoles empezó a escucharse en el bosque y todos creyeron que la magia del niño se había pasado también a los árboles, hasta que finalmente toda la región terminó llamándose Baconao.
Guanaroca
Es una laguna salobre ubicada al sudeste de la hermosa bahía de Cienfuegos. Constituye un área protegida de la categoría refugio de fauna donde existe una colonia de flamencos rosados y, varios tipos de aves migratorias y otras especies endémicas de la avifauna cubana.
De acuerdo con el mito siboney, Huion (el sol) creó al primer hombre Hamao, para que le adorara. Y Hamao así lo hizo y sentía gran amor por su creador, pero este no era suficiente para satisfacer al hombre, quien rodeado de una maravillosa naturaleza, cuyos seres se unía para amarse, se sentía muy solo.
Entonces Moroya, la luna, se compadeció de él y le dio por compañera a Guanaroca, la primera mujer y esto hizo muy feliz a Hamao. Ambos se amaron con gran pasión y frenesí y tuvieron a su primer hijo Imao, a quien la madre le entregó todo su amor y cuidados. Esto hizo que Hamao enfermara de celos y terminara acabando con la vida del niño. Para esconder la muerte del bebé provocada por el excesivo calor, el padre colocó el cuerpo de este dentro de gran güiro y lo colgó de la rama de un árbol.
Guanaroca despertó y al no ver a su esposo e hijo salió en su busca. Ya muy cansada, iba a desfallecer cuando el grito de un pájaro negro le hizo fijarse en el güiro. La mujer sintió curiosidad, subió al árbol y quedó espantada porque le pareció ver dentro el cuerpo de su pequeño hijo.
La tristeza, el dolor y el estupor que sintió fueron tan grandes que se le escurrió el güiro de las manos, cayó a tierra y de pronto comenzaron a salir de él tortugas, peces y una enorme cantidad de líquido que se escurrió colina abajo y terminaron formándose los ríos de Jagua. La tortuga más grande se transformó en la península de Majagua y las de menos tamaño, de mayor a menor, conformaron los demás cayos. Las lágrimas saladas y abundantes del desconsolado llanto de la madre crearon la laguna y el laberinto a los que les dio nombre.
Jagua
Es un árbol con grandes propiedades curativas, pero los aborígenes también llamaron así a la región que hoy ocupa la ciudad de Cienfuegos.
Según la leyenda. Guanaroca perdonó a Humao y tuvieron un segundo hijo: Caunao, quien se hizo hombre y como su padre antes de conocer a su madre, se sintió solo y triste porque no tenía compañera, pues la única mujer que existía era Guanaroca.
Un día encontró un árbol lozano con abundantes frutos ovalados y parduzcos, sintió unos deseos incontenibles de comerlos, lo hizo y le gustaron tanto que fue a su bohío en busca de un catauro de yagua para llenarlo con ellos. Pero al regresar y comenzar a colocarlos en el recipiente, un rayo de luna (Moroya) dio sobre ellos y brotó una hermosísima y joven mujer de bella figura y abundante cabellera negra y Caunao se enamoró profundamente de ella.
Se llamaba Jagua que quiere decir manantial, riqueza, mina, principio y fuente. Como ella se llamó el árbol de los frutos que cautivaron a Caunao. Con ella tuvo hijas que fueron las primeras mujeres, las cuales se unieron a los hijos de Guanaroca y nacieron así todos los hombres que poblaron la tierra.
Hanabanilla y Arimao
Son respectivamente un lago intramontano de Cuba y un río, ambos ubicados en el macizo montañoso Guamuhaya, en el municipio Manicaragua, provincia Villa Clara.
Arimao fue un cacique que resultó uno de los más feroces líderes en la lucha contra los colonizadores españoles. Era a su vez padre de la princesa Hanabanilla, que en lenguaje aborigen significa “pequeña cesta de oro”, a la cual le gustaba admirar su reflejo en las aguas embalse. El nombre de la india también designa a los poblados El Túnel del Habanilla y El Salto del Habanilla.
Yumurí
Es uno de los más hermosos valles de Cuba. Se encuentra en la provincia de Matanzas. Su llanura se despliega por 80 hectáreas en su porción más amplia y exhibe elevaciones de unos 150 metros. Abundan en él significativos restos arqueológicos que atestiguan la presencia aborigen en el lugar.
Hay varias versiones sobre el origen de vocablo que da nombre a este emblemático valle, al que más de un poeta le ha cantado. La primera es la leyenda según la cual los indios taínos que residieron en la región y entraron en contacto con los españoles y sus tratos espantosos, preferían suicidarse lanzándose de sus riscos a soportar el martirio a que eran sometidos por los conquistadores y cuando lo hacían proferían el grito yumurí, yo muero, imitando la lengua que escuchaban a los conquistadores, para que estos supieran por qué morían.
Otro mito es el que se refiere a una historia de amor en la cual una joven india condenada por la infelicidad por enamorarse de un hombre apuesto y galante, ocasiona la abertura de la tierra y la creación de los ríos de la región.
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