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Según datos oficiales emitidos a mediados del pasado año, en los últimos cinco lustros fallecieron en Cuba casi 3 mil 700 personas y se perdieron cerca de 100 millones de dólares a raíz de los accidentes de tráfico, la quinta causa de muerte en la Isla y la primera entre los jóvenes cubanos.
Sin ir más lejos, tan solo en el transcurso del presente mes de febrero se han reportado varios fatales accidentes de tránsito en varias provincias. El pasado día 13, seis personas, entre ellas una niña de nueve años, murieron al chocar contra un camión el auto en el que viajaban de Camagüey a La Habana, por la Autopista Nacional.
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Dos días después, un ómnibus Yutong que cubría el trayecto entre Santiago de Cuba y La Habana se volcó y dejó un total de 40 heridos en Ciego de Ávila. El día 17, una triple colisión dejó al menos 12 heridos a la altura de la localidad de La Paloma, en Manicaragua; y el 19, tres mujeres murieron y más de una veintena de personas resultaron heridas al volcarse un camión de pasajeros en Santiago de Cuba.
Ayer, viernes 23 de febrero, otro siniestro acabó con la vida de dos personas y dejó cuatro heridos en el kilómetro 284 de la Carretera Central, en el poblado de Esperanza, municipio de Ranchuelo.
Ante este panorama, Jorge Eduardo Núñez Delgado, residente del municipio avileño Primero de Enero decidió redactar una carta a la dirección del diario Granma, el periódico más leído del enramado de medios oficialistas de comunicación en Cuba.
En su misiva, Núñez Delgado se cuestiona: “¿Cómo es posible que, en las provincias, los organismos encargados de velar por esto sean tan indiferentes a tan grave problema?”.
“Hay dos fenómenos en la vía pública (carreteras y autopistas) que tienden cada día a incrementarse más, jugando de forma inescrupulosa e irresponsable con la vida de las personas”, escribió.
A decir del remitente, estos problemas son los “huecos” en la Autopista Nacional, “causantes a diario de serios problemas en los vehículos que circulan por ellas (gomas reventadas, llantas y parrillas partidas, etc.) e incluso accidentes de carácter grave”.
“No son cientos de huecos, hay muchos, pero al menos los que atentan con la vida de las personas que sean resueltos de inmediato. Yo que viajo con frecuencia los tengo marcados por kilómetros y los trato de evitar, sin embargo, el día 13 de enero por la noche cogí uno en el kilómetro 225, aproximadamente, que me desbarató goma y llanta”, relató.
Núñez dio paso así a una reflexión muy acertada: “Si yo y muchos otros choferes los conocemos de memoria, ¿cómo los directivos de los organismos responsables de resolver esto pueden dormir tranquilos sabiendo que a diario se producen situaciones muy graves?”
“Y seguro estoy que dar solución a esto no va a perjudicar la economía del país. Cada provincia tiene su tramo y debe tener la responsabilidad de dar solución a esos problemas muy puntuales”, explicó.
El otro gran problema, según el lector, son los carretones, tractores y arañas oscuras en la noche, los cuales son “tan amenazantes como los huecos y que con tanta naturalidad los encuentras en todas las carreteras, desafiando leyes, autoridades y a la vida misma de las personas”.
“Estoy totalmente convencido de que no existe un accionar riguroso por parte de la policía que haga tomar conciencia a esas personas del inminente peligro que ellos representan en la vía”, concluyó.
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