Aficionados tuneros pasearon un ataúd por las gradas del estadio Julio Antonio Mella durante el último de los juegos de la semifinal que los enfrentó a los Industriales. El féretro estaba decorado de azul.
Del modo más respetuoso, dentro de la solemnidad que exigía el momento, cada tunero "despidió" al muerto, que no era otra cosa que un inofensivo león.
Al menos eso fue lo que reflejó el pizarrón del último juego donde anunciaron "el deceso" y, por nocaut, de la fiera capitalina.
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