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Ignacio Berroa es uno de los percusionistas más destacados del jazz latino en Estados Unidos. Con una formación inicial autodidacta, aprendió las primeras lecciones de música gracias a sus padres que le enseñaron a tocar el violín y posteriormente se decantó por la percusión
“El entrenamiento musical fue estrictamente clásico. Luego puse mis manos en un tambor. Comencé a escuchar álbumes y veía a la gente tocar la batería, así que soy un baterista autodidacta ", explicó al diario estadounidense Miami New Times, a propósito de la presentación que tuvo ayer sábado en el Salón Gleason en Fillmore Miami Beach.
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Berroa, nacido en La Habana en 1953, salió a Estados Unidos durante el éxodo del Mariel y comenzó a trabajar con reconocidas figuras del jazz como el trompetista Dizzy Gillespie.
"Por primera vez, los músicos de Cuba vinieron a vivir en los Estados Unidos, teniendo un gran impacto en el jazz y el jazz latino", dice Berroa.
El músico comenta que tuvo que pasar por encima de los vaticinios de sus allegados que no le veían futuro en Estados Unidos.
"Cuando me fui, me dijeron que nunca llegaría y terminaría limpiando calles en Nueva York", recuerda el baterista cubano.
Tras su arribo a EE.UU. fue contratado por jazzistas como McCoy Tyler y Chick Corea y fue parte del grupo del gran Tito Puente, Golden Men of Latin Jazz Band, y de la banda de Dizzy Gillespie.
En Nueva York ha trabajado además como profesor y ha estudiado a profundidad la música afrocubana. Esa última faceta la plasmó en el video Mastering the Art of Afro-Cuban Drumming, realizado con Warner Bros y en los libros: Groovin 'in Clave y A New Way of Groovin'
Sobre su talento el propio Dizzy indicó: “El único percusionista hispano del mundo en la historia de la música estadounidense que conoce íntimamente ambos mundos: su música afrocubana natal y el jazz”.
Luego de dos décadas ha regresado a Cuba al menos en dos ocasiones, en el 2002 y 2006, para actuar en La Habana.
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