“A Cuba no podemos ir, después de Irma nos quedamos sin nada”

Con la esperanza de ingresar a Chile en calidad de refugiados, decenas de cubanos desafiaron el hambre y el frío andino en la localidad fronteriza de Colchane, donde permanecieron varados por varios días hasta finalmente recibir el permiso de entrada al país.

“No tengo ni fuerza para levantarme del frío que hemos pasado y el hambre. Lo único que queremos, con dignidad y respeto, es que nos traten aquí, que nos den un refugio en Chile porque a Cuba no podemos ir (…) después de Irma nos quedamos sin nada”, dijo uno de los isleños.

En un video divulgado este miércoles por el reportero de América TeVé, Daniel Benítez, varios cubanos relataron su estancia en la zona fronteriza chilena y aclararon que arribaron al país “con las mejores intenciones”.

Los migrantes pasaron tres días sin dinero, sin comida, sin bañarse, "todo porque la PDI (Policía de Investigaciones) no nos deja ingresar al país”, señaló otro cubano, quien añadió que las autoridades les han “tratado en mala forma”.

“Vinimos con las mejores intenciones a este país, a trabajar y a desarrollarnos”, subrayó.

Según recoge el diario local La Estrella de Iquique, la Gobernación del Tamarugal informó el martes de que “el total de 74 cubanos que esperaban su ingreso al país en el complejo de Colchane, concretó su paso”.

"El mismo viernes 20 de octubre ingresaron 22 de ellos, el sábado 21 ingresaron 40, y el domingo al mediodía, ingresó el último de los 74", reza el comunicado.

De acuerdo con la publicación, el tema de los migrantes cubanos ha escalado a nivel nacional, suscitando una reunión en la Intendencia junto a los gobernadores del Tamarugal, y de Iquique. La reunión habría acordado, por parte de la PDI, entregar un informe de cada caso a la intendenta regional, mientras se tramita el estatus de refugiado.

El cubano Yumar Castillo, que arribó a Chile desde el municipio de Majagua, logró ingresar el pasado sábado a Iquique tras la larga vigilia en Colchane. "Fue una experiencia algo mala”, dijo.

“Nos decían que saliéramos como si fuéramos unos perros. Pasamos frío, hambre", añadió.

El hombre aclaró que la motivación que movía a los isleños tenía que ver con "la situación económica de Cuba, no política. Hay más que vienen en camino. Nosotros les contamos las dificultades para que no lleguen engañados. (Nos dieron el dato de Chile) otros amigos que pasaron sin problema".

Pero no sería la primera ni la última oleada de cubanos que ingresa, apunta el diario. Hace un mes, otro cubano, Luis Felipe Valier, está esperando formalizar su situación laboral. Hoy trabaja en un restaurante del paseo Baquedano mientras reside en una casa de calle Bolívar.

"Si hay problemas, debe ser porque la entrada es masiva", sostuvo Valier, oriundo de Camagüey.