Andrea Doimeadiós, quien durante dos meses estuvo protagonizando junto a la actriz Venecia Feria "La Cita" en el teatro Bertold Brecht, una obra que cerraba por capacidad la sala del lugar, dió declaraciones a El Toque sobre el peso que tiene su apellido y lo difícil de llevar una carrera artística en Cuba.
Andre es hija del reconocido actor cubano Osvaldo Doimeadiós, ampliamente reconocido por el público cubano por su trabajo en televisión y teatro, pues posee una destreza interpretativa concedida a pocos.
Andrea, aunque sí lo experimentó alguna vez, ya no siente el peso de su apellido. Ha sabido labrarse un camino en la actuación, primero al ingresar a la Escuela Nacional de Arte y decidir su futuro de actriz.
“En mis inicios tuve la imposición de comparaciones, de que hablasen de mi padre como un ejemplo, infalible. A una adolescente estas presiones pueden disminuirla. A veces sentí que por ser hija de un artista algunos me arrebataban mi derecho a equivocarme”, dice Andrea.
Luego añade: “Hoy ya no siento las presiones de llamarme Doimeadiós. Mi padre es mi primer maestro. No solo ahora, sino desde que era una niña introvertida que prefería quedarse en casa leyendo porque era “la rara del aula”. Fue él también quien me animó a no desistir cuando creí que mi timidez sería un impedimento si estudiaba actuación”.
La joven, una vez graduada, comenzó a trabajar con el grupo El Público, uno de los más reconocidos en La Habana, dirigido por Carlos Díaz, a quien Andrea considera un referente en su vida.
Sobre las opciones de trabajo que tienen los actores cubanos Andrea afirma: “Realmente no hay muchas. En el teatro es donde hay más proyectos, pero la remuneración es muy poca. Por otra parte, la televisión apenas filma dramatizados nuevos y la filmografía nacional solo presenta tres o cuatro proyectos cada año. Ser parte de una película es una dicha para cualquier actor. Por eso le agradezco tanto a Patricia Ramos la oportunidad de protagonizar El Techo".
En el filme "El Techo", Andrea protagoniza el personaje de Ana, su primer protagónico en el cine: “Ana es una joven embarazada que no sabe cómo conducir su vida. Simplemente observa La Habana desde una azotea. El Techo es una película bastante triste. Habla de una generación pasiva, que no lucha, que no le interesa hacer ni cambiar nada. Se rindieron. Están agotados de esperar. Yo no soy parte de esa generación. Son muchas las cosas que aún quiero hacer”, comenta.
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