La Habana (AFP) - Las restricciones anunciadas por Trump en el comercio y viajes a Cuba podría debilitar seriamente al naciente sector privado de la isla, cuyos ingresos dependen especialmente del turismo.
Según los analistas, el retroceso preocupa especialmente a empresas norteamericanas como la cadena hotelera Starwood que inauguró hace un año un Sheraton en la mayor de las Antillas.
Expertos consultados por AFP pronostican una caída en Estados Unidos en las reservaciones de boletos de avión, cruceros y hoteles para visitar Cuba.
"Para la economía cubana y el sector privado este cambio representa un gran golpe", señaló Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, grupo de reflexión con sede en Washington.
"Las nuevas medidas estarán atacando las dos únicas fuentes de crecimiento que actualmente tiene la economía cubana: el turismo y el sector privado", destacó el economista cubano Pabel Vidal de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
La carta a Ivanka
En una carta enviada esta semana a la hija mayor y asesora del presidente, Ivanka Trump, un grupo de 55 emprendedoras cubanas le advirtieron que "un retroceso en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos traería consigo la quiebra de muchos (...) negocios" privados y el "sufrimiento de todas las familias que de ellos dependen".
Cerca de 300.000 estadounidenses visitaron la isla durante los primeros cinco meses de 2017, lo que representa un crecimiento de 145% respecto al año anterior. En 2016 llegaron 284.937 visitantes desde Estados Unidos, 74% más que en 2015.
Estas cifras son todavía limitadas en comparación con los cuatro millones de turistas que visitaron Cuba el año pasado, pero según una encuesta del instituto norteamericano Estrategias de Opinión Pública, más del 75% de los estadounidenses que viajan a la isla se hospedan en casas de renta privadas y el 99% comen en restaurantes privados, llamados popularmente "paladares".
El crecimiento de los pequeños negocios privados, autorizados en los últimos años por el gobierno de Raúl Castro, "se venía enganchando a la demanda turística, que en parte crecía debido al flujo de turistas estadounidenses. Si controla este flujo y se ralentiza la demanda, los negocios privados serían duramente afectados", explicó Vidal.
Y nada indica por el momento que estos efectos pueden ser mitigados por los esfuerzos anunciados por la Casa Blanca de "estimular el libre comercio" en Cuba.
"Una reducción del turismo de Estados Unidos sería claramente un golpe no solo para los taxis, sino para todos los negocios privados: las casas de rentas, los paladares", declaró a la AFP Carlos Alberto González, un taxista privado de 23 años.
Prohibiciones para hacer negocios con las fuerzas armadas cubanas
Al prohibir cualquier comercio con el poderoso Grupo de Administración Empresarial (Gaesa, un holding estatal controlado por las Fueras Armadas Revolucionarias), Trump intenta sancionar a los militares, un pilar del gobierno de Castro.
Gaesa controla desde los años 1990 amplios sectores económicos del país y en especial del turismo, convertido en motor de la economía de la isla.
El golpe de Trump al ejército cubano, opinan analistas consultados, podría deprimir aún más una economía que entró en números rojos en 2016 (-0,9% del PIB), debido a la caída de los envíos de crudo de su aliada Venezuela.
"Las compañías bajo control militar hoy son decisivas para operar los servicios turísticos. Si se restringe su capacidad para recibir inversiones externas y operar pagos internacionales, la economía de seguro se resentirá", advirtió Vidal.
Sin embargo, gran parte de la economía estatal de Cuba queda fuera del alcance de las medidas de Trump, pues no es administrada por las Fuerzas Armadas, como es el caso del níquel, servicios médicos, ron, tabaco o los productos farmacéuticos.
Para Vidal, las medidas tomadas por Trump son "contraproducentes, pues afectan directamente al pueblo de Cuba y no ayudan a promover los cambios económicos, sociales y políticos".
Por el contrario, agrega Shifter, "estas medidas pueden reforzar (a los partidarios de) la línea dura en Cuba, al menos en el corto plazo", en momentos en que Raúl Castro, de 86 años, se dispone a pasar en febrero próximo la presidencia a una nueva generación del Partido Comunista de Cuba (único).
A la espera de una reacción del gobierno cubano, el diario oficial Granma marcó la pauta el viernes y lamentó que Trump haya optado por "un regreso a la Guerra Fría".
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