Así le llaman algunas personas al Castillo San Pedro de la Roca, de Santiago de Cuba, más conocido como “el Morro”, un sitio que ofrece las más espectaculares visuales de los paisajes marinos de la ciudad, gracias a su privilegiada ubicación en un promontorio justo en la entrada a la bahía de la urbe.
El Morro de Santiago de Cuba tiene una característica que lo hace único: impresiona tanto la primera vez que se le visita, como la última y más reciente.
En sus predios se han enamorado las parejas, romanceado los adolescentes, niños han soñado con ser caballeros, turistas han sido seducidos por los encantos de la Capital del Caribe y quinceañeras han dejado aquí sus poses más ingenuas y sensuales.
Puede visitar el Castillo San Pedro de la Roca una vez, dos veces, tres, cuatro, cinco… cien ocasiones diferentes, y siempre encontrará un nuevo ángulo, un perfil desconocido, una visual espectacular… los fotógrafos adoran su construcción en niveles, sus recovecos y escaleras sinuosas, estrechas galerías y como la edificación parece juguetear, en complicidad, con el mar, con los barcos, con Cayo Granma, la línea costera, las nubes, el cielo, las montañas… es casi un fresco que cambia según la hora del día, la disposición del sol y las condiciones ambientales.
Difícilmente llegue un turista hasta el pequeño puente de madera que da acceso a la fortaleza sin una cámara en mano. Quizás no sean las dimensiones lo que más les impresione, tampoco el grado de conservación de la edificación, aunque tiene ya varias centurias en sus espaldas, pero sí les resulta fascinante cómo el Morro se mimetiza en el paisaje y la manera que permite una mirada profunda a la bahía de la urbe.
Si el paisaje marino, con su cotidianidad, parece escurrirse del alcance del santiaguero común, desde este sitio casi nada se esconde: embarcaciones que surcan las aguas, personas que se bañan en las orillas, las huellas que aún existen del huracán Sandy en los restos de casas…
El Morro cuenta una historia que tuvo en el Caribe uno de sus escenarios principales: la de los corsarios y piratas. Aquí hay antiguos cañones, armas, se recuerdan a todos aquellos que guardaron aquí prisión, también se resalta la riqueza histórica que está sumergida en las costas del oriente del país, en especial en Santiago de Cuba.
La Fortaleza San Pedro de la Roca es un indudable atractivo turístico y una joya del Caribe fortificado, así le llaman los especialistas, una pieza de excepcionales valores históricos y arquitectónicos, diseñada por el afamado ingeniero italiano Bautista Antonelli, y declara junto al sistema defensivo colonial de la bahía de Santiago de Cuba, como Patrimonio de la Humanidad, en el año 1997.
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