Vídeos relacionados:
Entre el polvo de libros viejos y manuscritos nacionales, se encuentra hoy el otrora secretario personal de Fidel Castro, Carlos Valenciaga, relegado a un oscuro departamento de la Biblioteca Nacional de Cuba en La Habana, así lo reporta el sitio 14 y Medio.
No hace tanto, ese diario independiente que radica en el barrio habanero de Nuevo Vedado nos traía el paradero final (en un Policlínico de esa localidad) de otra “gloria” de la política cubana, Carlos Lage.
Lo más leído hoy:
Hoy, como tratándose del capítulo dos de la hipotética novela “Los enterrados de la Revolución”, 14 y Medio se adentra en el día a día de Valenciaga, el primero que dio a conocer la proclama con la que el ex gobernante cubano abandonó sus cargos hace ya diez años.
¿El principio del fin? Cuando el joven Valenciaga celebró el 16 de septiembre de 2006 una fiesta por su cumpleaños 34 mientras el presidente se debatía entre la vida y la muerte. Las imágenes que de allí saldrían servirían luego para la destitución de Lage y de Felipe Pérez Roque, así como de otros altos dirigentes entre los que figuran Otto Rivero, vicepresidente del Consejo de Ministros; Fernando Remírez de Estenoz del Departamento de RR.II del PCC; Martha Lomas, ministra de Inversión Extranjera, y Raúl de la Nuez, titular de Comercio Exterior.
En video de esta fiesta, cortesía de la Seguridad del Estado cubano y que solo fue exhibido a los militantes del Partido Comunista, Valenciaga se mostraba con una botella en la entrepierna y una gorra de comandante sobre su cabeza, escenas que luego Raúl Castro tildaría de “conducta indecente”, apunta la publicación.
Ahora, el exsecretario de Fidel dedica sus días a redactar un estudio sobre el papel moneda en la Revolución Francesa a partir de los más de 200 mil documentos de Napoleón Bonaparte que posee la Biblioteca Nacional José Martí.
"Es como un muchacho con ganas de ir a fiestas y tocar nalgas", comentó a 14ymedio una de sus compañeras en la Biblioteca, donde se le conoce por ser discreto sobre sus días de gloria. "No habla de política", dicen, prefiere las insinuaciones sexuales.
Archivado en: