Almacenes del puerto de La Habana no dan abasto

“En el almacén dos tenemos fertilizante, el cual está destilando debido al tiempo que lleva ahí. Eso puede provocar que la mercancía vaya perdiendo peso, se deteriore el embalaje. Por consiguiente, las condiciones de la extracción no van a ser las mejores”, comenta Leandro Martínez, director de la unidad empresarial de base (UEB) Habana, adscrita a la Empresa de Servicios Portuarios de Occidente

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Este artículo es de hace 8 años

Un extenso artículo publicado hace días en el periódico cubano Trabajadores, “Almacenes llenos, bancos estancados” ha llamado la atención sobre cómo las deficiencias en la transportación de mercancías está repercutiendo negativamente en la satisfacción de las demandas en el puerto habanero, trayendo consigo no sólo el abarrotamiento de los almacenes, sino contribuyendo también a aumentar el tiempo de estadía de las mercancías, fundamentalmente alimentos, en las terminales Andrés González Lines y Haiphong, en el Puerto de La Habana.

Pese a que el primer trimestre del año la capacidad de los almacenes se mantuvo acorde a lo previsto, para Leandro Martínez, director de la unidad empresarial de base (UEB) Habana, adscrita a la Empresa de Servicios Portuarios de Occidente, la crítica situación comenzó a vislumbrarse el pasado mes de abril cuando el plan de extracción empezó a no ser suficiente “para las mercancías que están llegando a la unidad” .


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Según Martínez la mejoría de transportación tanto marítima, como ferroviaria y terrestre es impostergable. “Hoy tenemos tres barcos, uno con arroz, uno con frijol y otro con maíz, y en los próximos tres días se suman dos con soya y arroz”, indicó en días recientes al referido medio cubano.

Con respecto al barco de frijol, añadió, la descarga se está llevando a cabo de manera directa del camión por parte de los estibadores. Ello permite un ritmo de extracción de 200 toneladas diarias, cantidad muy inferior a la que debería cubrirse para vaciar el buque. “Consideramos, según nuestros cálculos, que este barco de frijol tendrá alrededor de unos 60 días de operaciones y por consiguiente se debe pagar estadía”, añade.

Situaciones como estas dañan, en ocasiones, hasta las propias características de los productos. “En el almacén dos tenemos fertilizante, el cual está destilando debido al tiempo que lleva ahí. Eso puede provocar que la mercancía vaya perdiendo peso, se deteriore el embalaje. Por consiguiente, las condiciones de la extracción no van a ser las mejores” comenta Leandro.

Se hace, por tanto, urgente aumentar las transportaciones o “las cargas caerán en la denominación de cargas viejas”.

Foto: Agustín Borrego, tomada de Trabajadores

Pese a las quejas, las evidencias de necesidad de solución y los deseos de los trabajadores por cumplir a cabalidad con sus responsabilidades faltan, en ocasiones, recursos para embalar y sellar adecuadamente la mercancía antes de sacarla de las terminales y siguen sin llegar los camiones a los almacenes, cada vez más desbordados por la acumulación y llegada de nueva mercancía.

La falta de planificación y de adecuación a la capacidad real de almacenaje y recepción por parte de las terminales incide, igualmente, en que la mercancía se agolpe y se quede varada en los almacenes.

“Las distorsiones que ocurren en la cadena puerto-transporte-economía interna han sido reveladas más de una vez. Lo lamentable es que sigan perdurando en el tiempo, en tanto los implicados no acaben de buscar una respuesta certera para el añejo problema que tanto socava a la economía nacional”, concluye el artículo en una especie de crítica resignada, suerte también de vaticinio, sobre un viejo y conocido problema que aún no vislumbra solución y afecta no solo el funcionamiento de los almacenes portuarios y la calidad de los productos, sino a las economías nacional y familiar.

Foto de Agustín Borrego, tomada de Trabajadores

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.


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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.