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Terminal del Ferrocarril

En la permuta de los terrenos del antiguo Arsenal por los de la Estación de Villanueva, realizados durante el gobierno de José Miguel Gómez, calificado en su tiempo como el cambio de la vaca por la chiva, los Ferrocarriles Unidos se comprometían a edificar una nueva y digna Estación para la Capital, así como de realizar la entrada por elevados para no obstaculizar la circulación del tránsito automovilístico.


Este artículo es de hace 8 años

En la permuta de los terrenos del antiguo Arsenal por los de la Estación de Villanueva, realizados durante el gobierno de José Miguel Gómez, calificado en su tiempo como el cambio de la vaca por la chiva, los Ferrocarriles Unidos se comprometían a edificar una nueva y digna Estación para la Capital, así como de realizar la entrada por elevados para no obstaculizar la circulación del tránsito automovilístico.

Para la construcción y explotación de la terminal se constituyó una empresa en los Estados Unidos, llamada The Habana Terminal Co, inscrita en Kittery, Maine.
Los ferrocarriles contrataron al arquitecto norteamericano Kenneth McKenzie Murchison, quien había obtenido fama al realizar la estación Pennsylvania en
Baltimore y haber proyectado otras estaciones para diversas empresas ferroviarias de la Unión.

En el libro "Impresiones de la República de Cuba en el Siglo XX" se brindaba la siguiente información:
¨La nueva terminal se inauguró con gran ceremonia el 30 de noviembre de 1912, fecha en que se usó por primera vez en el mundo un tren movido por baterías de acumuladores, para transportar a los invitados desde el depósito de Villanueva a la Estación Central.¨

La Terminal se encuentra en la intersección de las calles Arsenal y Egido. La edificación, con su fachada hacia la calle Egido, posee una plaza pavimentada de adoquines de 33x66 metros y cerrada por una verja de hierro y cemento con farolas en cada una de las columnas.

Con un fuerte estilo Renacimiento Español, consta de cuatro pisos rematados a ambos lados por dos torreones que se elevan 38 metros sobre el nivel de la calle, construidos de acero y hormigón armado y adornados con terracota y azulejos, que según José Gelabert, recuerdan la Giralda de Sevilla y que todavía hoy día ¨sirven de elementos orientadores en la ciudad¨. El tejado estaba cubierto de tejas rojas españolas y en el centro aparecía un gran reloj que se iluminaba por las noches.

El piso bajo contiene las salas de espera, decorado con columnas revestidas de mármol y dotado de restaurante y taquillas. Los tres pisos altos lo ocupaban oficinas de la empresa ferroviaria, con dos ascensores para darles servicio.
En la entrada principal había oficinas de correos y telégrafos.
La plataforma consta de cuatro sotechados dobles sobre los andenes, que daban acceso a 8 vías para trenes de pasaje. Los andenes de carga se encontraban al este de la estación.
El acceso de los trenes de pasaje se efectuaba por un viaducto de más de un kilómetro, al que siempre se le llamó "El Elevado", que llega desde el final del Arsenal hasta el Puente de Agua Dulce.

Los patios de carga ocupan 140 mil m2 de terreno y tienen dos grandes almacenes construidos de acero.

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