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¿Quién dice que en Cuba no usamos cosas 'de marca'?

¿Qué cubano no ha tenido que usar o servirse de algún aparato producido en casa o de algún equipo ruso poco vistoso, de estética angulosa pero completamente funcional?


Este artículo es de hace 8 años

En Cuba, en ocasiones, las personas prefieren usar prendas con marcas y procedencia foráneas en lugar de las nacionales; Estados Unidos y Europa suelen ser los dos sitios cuyos productos son más valorados si de ropa, calzado, maquillaje se trata, y Asia si pensamos en cosas electrónicas. La razón, además de visibilización de estatus y poder adquisitivo -quienes tienen cosas 'de afuera' o de 'la yuma' suelen tener más dinero y más recursos- suele estar fundamentalmente en la propia calidad del mercado nacional.

Sin embargo, ¿qué cubano no ha tenido que usar o servirse de algún aparato producido en casa o de algún equipo ruso poco vistoso, de estética angulosa pero completamente funcional?

Sirva esta lista para recordar esos aparatoso productos que no motivaron lucimientos ni ostentaciones pero que cumplieron -y continúan cumpliendo- sus prestaciones y forman parte de la historia de Cuba y del recuerdo de aquellos años felices:

  • los perfumes Moscú Rojo, Gato Negro, Recuérdame, Jake, Tú y Jit: auténticos olores revolucionarios, mapa olfativo de esos años de Cuba en los que todos vestíamos y olíamos casi igual. Terminaron en las gavetas de casa o decorando las cómodas de las abuelas o mamás.
  • el champú Fiesta: luego los hubo en envases plásticos pero muchas veces 'venían' en pomitos ámbar, por lo que más un producto para el aseo parecían medicinas.
  • el talco y la colonia Bebito: olor que para muchos cubanos es el olor a bebé.
  • las lavadoras Aurika: la centrifugadora dejaba de funcionar pronto y terminaba siendo recipiente para la ropa sucia o ventilador casero.
  • las batidoras Cometa: si no las agarrabas podían terminar en la luna.
  • las guaguas Girón: tan exitosas como la batalla pero mucho más duraderas.
  • los zapatos Kiko plastic: enemigos del sol y los buenos amigos, si tenías la mala suerte de hacer una larga caminata bajo el calor tropical y luego coincidir con alguien, lo más probable es que el encuentro durara bien poco.
  • los ventiladores Orbit: iban perdiendo fuerza, necesitaban remiendos pero el tiempo ha demostrado que son casi eternos; cada vez más amarillos, sin carcaza ni selector de velocidades pero funcionan.
  • los televisores Caribe: se les rompía el vertical y tenía que verse de lado. Se calentaban tanto que necesitaban un ventilador para verse.
  • televisores Krim: había que golpearlos para que la imagen no se moviera.
  • los carros marca Lada, Moskvitck: siguen formando parte del parque automovilístico cubano. Para los Ladas, con 200 bujías en el maletero tienes los problemas resueltos.
  • las motocicletas Benjumina: no eran demasiado veloces pero te llevaban a cualquier sitio, tenían la ventaja de que no necesitabas llamar para avisar de tu llegada: el característico ruido que te precedía alertaba por ti. Conozco un caso de alguna que fue multada por defecto de velocidad (y no es un chiste).
  • las radios Vef: de antena fácilmente rompible. Su mejor sustituto: cualquier viejo perchero.
  • las radios Juvenil 80: pocas veces se escuchó música tan íntimamente que sintonizara tan mal. Muchos terminaron convertidos en micrófonos para actividades pioneriles.
  • las radios Selena: sobrevivieron más en el refranero popular 'apretaste Selena' que en los espacios hogareños.
  • las camisas Yumurí: usualmente a cuadros. Durante los años de más carencias eran casi auténticos uniformes de los de menos recursos.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.